Nace OTTO VON BISMARCK. Hijo de una aristocrática familia luterana de Brandeburgo, será un monárquico convencido, opuesto al parlamentarismo y a cualquier tipo de igualitarismo social. Será conocido como “el canciller de hierro”. BISMARCK nace en el año del destierro de Napoleón a Santa Elena y del congreso de Viena, en el que las potencias europeas fijan el orden posnapoleónico en el continente. Tras un cuarto de siglo de revoluciones, guerras y dominación napoleónica, los dirigentes basan la estructura de la nueva Europa en las ideas de equilibrio entre potencias y legitimidad de las dinastías. Este sistema que recibe el nombre de uno de sus artífices, el príncipe de Metternich, ministro de Asuntos Exteriores de Austria, se basa en un compromiso entre la restauración de la situación prerevolucionaria y una pragmática incorporación del status quo.

BISMARCK ha crecido en un ambiente en el que la fidelidad a la Corona y un actitud profundamente conservadora es lo más habitual. Así, pues, en el eje de su pensamiento político no está la nación, sino el Estado, y esto significa para él entender la monarquía prusiana dentro del sistema de Estados europeos. Monarquismo y un patriotismo que se refiere al Estado prusiano le parecen bases más concretas para el orden estatal que el nacionalismo de las clases intelectuales burguesas. Consecuentemente, en su primera aparición como orador político en la Dieta de Prusia, en 1847, interviene en contra de la opinión de los liberales de que el pueblo prusiano ha tomado las armas contra el invasor francés sólo para conseguir una Constitución. El discurso provoca un gran tumulto en el Parlamento y da fama al joven diputado de hombre muy conservador y monárquico.

Los ojos de BISMARCK contemplan el fallido proyecto de unidad de 1848 cuando una revolución romántica quiere echar abajo el trono de FEDERICO GUILLERMO IV de Prusia, un hecho tan inaceptable como el predominio de Austria sobre la Confederación germánica que existe desde 1815, precisamente el año de su nacimiento.

La fidelidad a la corona por parte de BISMARCK se ve recompensada y, en la fecha, es nombrado emisario prusiano en el Consejo de la Federación Alemana en el Parlamento de Francfort. Durante ocho años estará allí, alejado de las corrientes políticas, pero defendiendo fervientemente los intereses de Prusia, que él considera coartados por el poder austriaco.

En Prusia, el talante liberal del príncipe regenet GUILLERMO no puede verse reflejado en el espíritu reaccionario de BISMARCK, quien es enviado como diplomático a San Petersburgo (1859-62), y a París (1862). En este período es cuando BISMARCK sabe el papel que juega su país en el concierto internacional.

Como resultado de ello, Prusia empieza a construir el tipo de red ferroviaria que va a resultar útil en la guerra. Moltke prevé que ello hará posible una movilización y una concentración más rápidas, lo cual, a su vez, permitirá líneas de batalla quizá de centenares de kilómetros de longitud con millones de soldados. Tales masas sólo podrán controlarse mediante el telégrafo, y las líneas correspondientes también se trazan con ese propósito. Moltke realiza todos esos avances mientras otras naciones siguen estancadas en las tácticas de los tiempos napoleónicos.

Al fallecer Federico Guillermo IV, rey de Prusia, su hermano regente GUILLERMO I, es, en la fecha, nombrado rey de Prusia (2/1/1861- 9/3/1888).

Las elecciones del mes de mayo en Prusia confirman el predominio de los diputados del Partido de Progreso, que obtiene 135 escaños y cuenta con el apoyo de otros grupos de oposición. La negativa del nuevo Parlamento a votar nuevos subsidios para la reforma militar provoca una situación de bloqueo constitucional, en la que el rey GUILLERMO I llega a considerar la posibilidad de la abdicación hasta que, siguiendo el consejo de su ministro de la Guerra, Von Roon, opta por llamar a OTTO VON BISMARK para que presida el Consejo de ministros. BISMARCK ya ha vencido “la natural pereza” que denunciaron en él sus tutores de la escuela de Postdam. Es un hombre nervioso y tenaz que no duda en sacar a relucir su vertiente más brutal y dominante. Y es un hombre así lo que necesita un rey en apuros como GUILLERMO I, enfrentado a su Parlamento y al borde de la abdicación.

BISMARCK es nombrado ministro-presidente (o “canciller de hierro”), y con esta ocasión el nuevo canciller se adjudica la cartera de Asuntos Exteriores. Como compensación tiene un gesto de humildad cuando dice que acude a servir a su patria, “no como ministro según la Constitución, sino como vasallo que ve en peligro a su señor”. Sus primeros compases en el poder causan preocupación en Europa. BISMARCK se enfrenta a la crisis pasando por encima de la Cámara de Diputados y lanzando a Prusia a una activa política alemana. Dota a Prusia de uno de los ejércitos mejor preparados de Europa. BISMARCH es un maestro de la diplomacia. Sabe exactamente cómo burlar a las otras naciones, cuándo aprovechar una oportunidad y cuándo rechazarla, cuándo intimidar y cuándo sonreír. Él orquestará todo cuanto se avecina.? GUILLERMO I será sólo el rostro; Roon y Moltke, los brazos, y BISMARCK, el cerebro. BISMARCK no tendrá fácil la tarea para alcanzar el fin que se ha propuesto: asegurar la unidad de Alemania bajo el firme control prusiano.

BISMARCK toma su primera iniciativa en la fecha, a partir de las revueltas de los polacos en el mes de enero una vez más contra Rusia. BISMARCK envía de inmediato un representante al zar, asegurándole la colaboración prusiana contra los polacos. La mitad del ejército prusiano es enviado a la frontera polaca, lo que hace imposible que Gran Bretaña y Francia presten ayuda útil a los sublevados como es su intención. Los rusos se sienten agradecidos por el gesto de Prusia y, por el contrario, se enemistan con Francia. Ahora BISMARCK puede contar con que Rusia permanecerá neutral en lo que está planeando para el futuro.