BATALLA DE COVADONGA (722)

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La invasión musulmana encuentra una feroz resistencia en las montañas de Asturias.


La invasión musulmana de la Península Ibérica encuentra una feroz resistencia en las montañas de Asturias. Para reprimirla, los musulmanes envían un ejército. El noble godo PELAYO y sus huestes están refugiados en el monte Auseba, en la llamada cueva de Santa María, conocida más tarde como Covadonga. Se inicia la batalla. La leyenda sobre Covadonga (que data de 866) relata que gracias a la aparición de la VIRGEN, PELAYO, un miembro de la nobleza goda, y sus tropas diezman a los musulmanes. La victoria, con ayuda divina, pasará a convertirse en el símbolo de la reconquista de la Península. PELAYO fija su residencia en la localidad de Cangas de Onís (Asturias) y es el origen de una nueva dinastía marcada por su tenaz resistencia contra el invasor musulmán. El gobernador árabe de Asturias debe huir, sin que vuelvan a gobernar los árabes en esta zona. Sin duda, el suceso de Covadonga, presentado por los clérigos cristianos como «la salvación de España» será mitificado.

Para los cronistas del Islam, lo que ha ocurrido en Covadonga ha sido una rutinaria escaramuza.


Para los cronistas del Islam, lo que ha ocurrido en Covadonga ha sido una rutinaria escaramuza de las tropas musulmanas que no encuentran razón para entrar en batalla con los rebeldes del norte -banda de asnos salvajes- y desde luego sin ninguna consecuencia histórica. El interés fundamental de los musulmanes es dirigirse hacia los Pirineos Orientales y la Galia que siguen en poder de los godos. Sin embargo, teniendo en cuenta las diferencias de potencial bélico, el resultado de la Batalla de Covadonga es una fuerte inyección de moral para los hombres de PELAYO y para sus sucesores que, en los años siguientes, adelantarán sus posiciones.

Los mozárabes expulsados o huidos de al-Ándalus escriben la versión cristiana de la Batalla de Covadonga.


Los mozárabes expulsados o huidos de al-Ándalus escriben la versión cristiana de la Batalla de Covadonga (718), que difiere totalmente de la versión de los cronistas del Islam. Para los cristianos, PELAYO sirve de enlace directo entre ALFONSO III y la familia real visigoda, lo que da a ALFONSO III y a sus sucesores el derecho y la obligación de expulsar a los musulmanes de los territorios que habían pertenecido a la Monarquia visigoda. De esta manera, la unidad de Hispania, bajo la dirección de los reyes asturleoneses, tiene en Covadonga su punto de arranque.