En Alemania, durante la ausencia de FEDERICO II, su hijo el rey ENRIQUE , intenta llevar a cabo una política propia favorable a las ciudades, pero fracasa por la resistencia de los príncipes. Y es que para conseguir el apoyo alemán en sus campañas en Italia septentrional, el emperador FEDERICO II permite a los príncipes usurpar los poderes reales de manera que les hace prácticamente ser dueños absolutos en sus propios territorios. ENRIQUE, en la Dieta de la corte de Worms, se ve obligado, por todo ello, a firmar, en la fecha, el “Statutum in favorem principum” (Privilegio de Worms), que concede a los príncipes derechos de soberanía territorial (equiparación con los príncipes eclesiásticos).