En Estados Unidos, el 31 de marzo de 1942 se ordena que los japoneses o descendientes de japoneses residentes se preparen para partir, sin especificarse su destino final y limitándose su equipaje a un bolso de mano. Aunque 7 de cada 10 étnicos japoneses afectados por la medida han nacido en los Estados Unidos, la orden no hace distinción sobre nativos o extranjeros. El objetivo es trasladarlos desde su residencia habitual, mayoritariamente en la costa oeste, a instalaciones construidas bajo medidas extremas de seguridad; los campos estaban cerrados con alambradas de espino, vigilados por guardias armados, y ubicados en parajes alejados de cualquier centro poblacional. La acción es tomada en respuesta al ataque a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial, donde Estados Unidos se incorporará tardíamente a las Fuerzas Aliadas contra el Eje Roma-Berlín-Tokio. Los intentos de abandono del campo en ocasiones resultaron en el abatimiento de los reclusos. También se piensa internar a los extranjeros alemanes e italianos, pero se generan tantas protestas que el gobierno estadounidense desiste de la idea.

Incursión japonesa por el océano Índico (Marzo-abril 1942). Esta Incursión por el Océano Índico es ejecutada por una fuerza de 6 portaaviones, más escolta, de la Armada Imperial Japonesa en el Océano Índico entre el 31 de marzo y el 10 de abril de 1942, durante la Segunda Guerra Mundial. El objetivo japonés de destruir a la fuerza naval británica en el Índico es completado parcialmente, ya que la mayor parte de la flota enemiga escapa hacia el oeste. No obstante, los soldados británicos no recibirán apoyo naval durante la etapa inicial de la campaña de Birmania.

Cuando en la primavera de 1942 tiene que salir el segundo envío para cubrir las bajas de la División Azul en el frente de Rusia, el número de voluntarios ha descendido notablemente, lo que lleva a tener que nutrirse de los soldados de reemplazo en servicio.

En los primeros días de la guerra del Pacífico, el almirante Nagumo no consigue solamente victorias contra la flota norteamericana. A los tres meses del ataque a Pearl Harbor, Nagumo asesta un parecido golpe demoledor contra la Marina británica en una incursión por el océano índico. El 19 de febrero de 1942, cuatro de los portaaviones de Nagumo realizan una operación en el noroeste de Australia, hundiendo una docena de barcos y causando graves daños a las instalaciones de las bases y a las propias ciudades, perdiendo sólo un avión. Siguen después cuatro semanas de descanso, mientras sus buques y tripulaciones se preparan para una nueva misión. El 26 de febrero, los portaaviones zarpan hacia el océano Índico. Como consecuencia de esta incursión, el 5 de abril son hundidos en Colombo y Trincomalee, en Ceilán, dos cruceros y un portaaviones. En toda esta incursión, los japoneses superan en la maniobra a la Marina británica, poniendo al descubierto la falacia de antes de la guerra de que una pequeña fuerza, con buques ya anticuados, sería bastante para mantener la superioridad marítima frente a la Marina japonesa.

Los Estados Unidos, ávidos de alguna acción ofensiva, realizan una espectacular hazaña. El 18 de abril de 1942, con la guerra del Pacífico en su punto más bajo, 16 aviones B-25 al mando de James Harold Doolittle despegan del portaaviones Hornet y vuelan 800 millas hasta el Japón, donde bombardean Tokio y otras ciudades. Todos los aparatos tienen que aterrizar en China (y uno en Vladivostok), o bien se estrellan en suelo nipón. No causan muchos destrozos, pero animan a los norteamericanos y alarman a los japoneses. El hecho tiene un efecto psicológico más importante que el destructor, al verse los japoneses atacados en su propia casa.

A finales de abril, la situación británica en Birmania es insostenible: sus últimos soldados se retiran a India, dejando a los japoneses victoriosos. El fracaso de Birmania no sólo ha sido una bofetada para el prestigio británico, sino que también ha dado a los japoneses una aura (falsa) de ser invencibles en la guerra de la jungla, que tardará mucho en desterrarse.

Batalla del mar del Coral (28/4-11/5/1942). Los japoneses deciden invadir Port Moresby, pero los americanos han descifrado sus claves navales y envían a una flota para impedir el ataque. Los japoneses tienen menos pérdidas que los americanos, pero se conjura la invasión. Aunque tácticamente el resultado de la batalla puede considerarse un empate, es la primera victoria estratégica americana en el Pacífico.

Otro campo se convertirá en una zona de obreros esclavos en mayo de 1942. En poco más de cuatro años perderán aquí la vida entre 1,1 y 1,5 millones de personas, el 90% de ellos serán judíos. En el año 1979, este campo será declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

México se pronuncia en favor de los aliados que defienden la democracia frente al peligro del fascismo. Como consecuencia del hundimiento de los barcos petroleros mexicanos «Potrero del Llano» y «Faja de Oro», en mayo de 1942 el presidente Ávila Camacho informa al Congreso de la Unión la situación internacional y éste le concede facultades extraordinarias para declarar el estado de guerra entre México y las potencias del Eje.

Los hombres de Batán continuan combatiendo pese a que muchos caen víctimas de las enfermedades tropicales. El presidente ROOSEVELT ordena al general MacArthur que salga de allí, cosa que hace de mala gana, haciendo su famosa promesa de «Volveré» en Terowie (Australia Meridional) el 20 de marzo. El 9 de abril ya no puede prolongarse la resistencia, y los norteamericanos se rinden. La isla de Corregidor, al sur de Batán, aún resiste, y no cae en manos de los japoneses hasta el 6 de mayo de 1942. En las dos semanas siguientes caerán otras regiones de Filipinas. La pérdida de este archipiélago es trágica para los Estados Unidos, pero la lucha ocupa a los japoneses durante cinco meses en las condiciones más dificiles, con lo que dicha pérdida no es enteramente inútil: retrasa a los japoneses y da tiempo a los Estados Unidos para recuperarse.