China, a diferencia de otros países asiáticos, no se ha convertido en colonia directa de Europa, porque las estructuras de gobierno se conservan y tampoco se ha arrebatado la soberanía territorial. Pero en la práctica, China ha caído, desde mediados del siglo XIX, bajo su control ya que a raíz de las derrotas bélicas infligidas por los europeos -Guerras del Opio- y los japoneses a China, se le han impuesto sucesivamente unos tratados que dejan en manos extranjeras el control de los puertos, las redes de comunicación y el comercio. Los occidentales consideran a China un país atrasado, tiránico, inestable, meta de su expansionismo militar, económico, político y religioso. Motivo importante de fricción son los misioneros cristianos, que ejercen un activo proselitismo sin consideración por la cultura y las religiones chinas.
GUERRA DE LOS BOXERS
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En China, el mundo campesino es una de las víctimas principales de la crisis económica.
En China, el mundo campesino es una de las víctimas principales de la crisis económica, y a su situación de semimiseria se unen las catástrofes naturales relativamente frecuentes y las hambrunas. La artesanía está en declive, con el consiguiente aumento del paro y la pobreza, a causa del aumento de las importaciones de productos extranjeros. Con todo, en China ya se ha iniciado cierta industrialización, cierta modernización, pues su tradición científica le permite asimilar muchos avances occidentales; pero sus costes sociales serán importantes. Los intentos de modernización son precedidos por una notable agitación teórica en el campo económico, político y cultural y la crisis enfrenta a los conservadores con los reformadores.
En China en plena presión occidental, se inicia oficialmente el reinado del emperador GUANGXU.
En China, en 1875, en plena presión occidental, se inicia oficialmente el reinado del emperador GUANGXU (1875-1908), que accederá realmente al trono en 1887. Pero su tía, la emperatriz Tseu-Hi, cuyo verdadero nombre es Xiaoqin, ex concubina del padre, dominará la vida política china desde 1875 hasta su muerte? en 1908, tratando de sacar partido de la crisis en beneficio propio. El joven emperador GUANGXU y su ministro Kang Youwe son reformistas e iniciarán cierta modernización (profunda al menos en el campo militar) que tratará de imitar a la que Japón ha realizado años antes.
En China tienen lugar por estos años, anexiones y cesiones impuestas a favor de diversos países.
En China tienen lugar por estos años, anexiones y cesiones impuestas a favor de Portugal, Gran Bretaña, Alemania, Rusia y Francia.
El régimen chino pretende lo imposible: fortalecer China sin modificar la estructura del Imperio.
Si bien la agresión occidental no es la causa directa de la crisis y del fracaso de los intentos modernizadores de China, sí desvía los esfuerzos de la industrialización china, sobre todo hacia el desarrollo militar y menos hacia el de la infraestructura y la economía. Pero hay que añadir que, en general, el régimen pretende lo imposible: fortalecer China sin modificar la estructura del Imperio. Y, además, los intentos de reforma irritan a buena parte de la clase dominante y del pueblo chino y exacerban su conservadurismo y su nacionalismo.
Las industrias europeas instaladas en China compiten sin restricciones con la naciente industria china.
A partir de ese momento, las industrias europeas instaladas en las concesiones arrebatadas a China compiten sin restricciones con la naciente industria china y los capitales extranjeros penetran sin control en el país. La dependencia se hace aún más evidente con la presencia de barcos y tropas extranjeras en su territorio, que actúan a su antojo. Se puede afirmar que a partir de 1895 toda esperanza de recuperación queda excluida por largo tiempo.
Yuan Shik oficial militar y político chino, personaje sin envergadura, principal ministro del imperio.
En China, la derrota ante Japón margina políticamente al único dirigente capaz de mantener en pie el Imperio Li Hongzhang. Le sucede Yuan Shik oficial militar y político chino durante el final de la dinastía Qing y la primera época de la República de China, jefe de los ejércitos del Norte, personaje sin envergadura, lo que profundiza el vacío político y refuerza la autonomía de los caciques regionales, que prefieren no verse molestados por los acontecimientos internacionales.
La emperatriz Tseu-Hi y parte de la corte, apoyan a los boxers: representan una garantía de continuidad.
Pronto, sin embargo, sectores de la Corte, encabezadas por el príncipe Duan y la emperatriz Tseu-Hi, los apoyan, pues representan una garantía de continuidad para el régimen: ambos intentarán utilizarlos para acabar con las reformas y para una eventual guerra contra los occidentales. Así, la emperatriz, frente a la rebelión bóxer, adopta la posición de deplorar oficialmente las violencias producidas y, a la vez, las alienta bajo mano como medio de presión contra los extranjeros, mientras que los disturbios se van extendiendo hacia Manchuria, en el norte, y otras provincias limítrofes.
A una señal de la emperatriz Tseu-Hi, se origina en la ciudad de Chan-Tong la rebelión de los boxers.
A una señal de la emperatriz CIXI (Tseu-Hi), a partir del primero de mayo, se origina en la ciudad de Chan-Tong y se propaga con rapidez y violencia por el norte de la China, la rebelión de los boxer. Los rebeldes atacan las misiones cristianas y otras propiedades extranjeras, así como a los nativos convertidos al cristianismo, a quienes consideran renegados «seducidos por los diablos extranjeros». A raíz de los ataques, los boletines de las órdenes misioneras instaladas en China publican en los países de origen terribles relatos dando cuenta de las atrocidades padecidas, con el balance de dos embajadores, cuarenta y cinco misioneros, nueve religiosas y millares de conversos indígenas muertos, algunos de ellos tras sufrir crueles torturas.
La emperatriz firma un decreto invitando a los bóxers a «dar muerte a todos los extranjeros».
La indefinición oficial hace que diversos gobernadores repriman duramente la rebelión, que queda circunscrita al foco norteño, en torno a la capital, Pekín. El virrey que controla el sur de China reprime a los bóxers de forma sangrienta y moviliza tropas para proteger factorías, enclaves, misiones y consulados. En cambio, el gobernador de Chan-tong, Yu-Chien, los considera patriotas y los defiende frente a la emperatriz. Ésta acaba por perder los papeles e, influida por el príncipe Tuan, xenófobo y organizador de bandas de matones, acaba por firmar un decreto invitando a los bóxers a «dar muerte a todos los extranjeros, a comer su carne y dormir sobre sus pieles».

