Fallece el emperador de Bizancio, JUAN II. Le sucede su hijo MANUEL I Comneno (1143-1180). Manuel I está enamorado de Occidente. Se casará con una princesa occidental, la cuñada del emperador del Sacro Imperio, manifestará adhesión al ideal caballeresco europeo y considerará la posibilidad de una reunificación religiosa con Roma (algo que sus súbditos nunca hubieran aceptado). En estos años, Constantinopla es una ciudad grande y rica, y la más culta de Europa.

MANUEL I Comneno comunica al Imperio bizantino cierta fortaleza. Abriga la esperanza de reconquistar el interior de Asia Menor y contrarrestar los efectos que tuvo la batalla de Manzikert un siglo antes. Así pues, en 1176 MANUEL I conduce un ejército hacia el Este. Cuando este ejército se ve obligado a estrechar su formación para atravesar un desfiladero cerca de un lugar llamado Myriocephalon, los musulmanes, que acechaban en las alturas al otro lado, caen sobre aquella fuerza y la destruyen. La oportunidad de recobrar Asia Menor se pierde para siempre.

El estado más grande e importante constituido por gentes eslavas en los Balcanes fue el de los serbios, que gobernado en principio por jefezuelos, logró, sin embargo, consolidarse luchando contra los búlgaros y los bizantinos, hasta obtener la independencia con el príncipe Esteban NEMANYA (1166-1196), fundador de la primera dinastia nacional. Los bizantinos habían dominado Serbia desde los tiempos de Basilio II, pero a la muerte de MANUEL I Comneno, en la fecha, y con el eclipse del poderío bizantino, Serbia proclamó su independencia.

Muere el emperador bizantino MANUEL I Comneno. Se suscitan disputas dinásticas, lo que disminuye rápidamente la fuerza del Imperio.