La opinión pública gala confia en que su Gobierno evite la guerra. Pero el Gabinete Ramadier está dividido en este punto: socialistas y comunistas quieren negociar con Ho Chi Minh, mientras MRP y gaullistas, no. Aislada frente a un enemigo superior, la RDVN busca, primero, sobrevivir a una guerra relámpago, y luego, negociar. Como revelarán los archivos diplomáticos, todas las propuestas de cese de hostilidades y reanudación de negociaciones que la RDVN dirige a Francia en los ocho primeros meses de 1947 son desestimadas.

Fácil le hubiera resultado al Gobierno galo reanudar la negociación interrumpida a fines de 1946. Habría logrado un acuerdo satisfactorio, pues se halla en posición favorable. Pero no existe esa voluntad política. La mayoría francesa de Indochina -civil y militar- rechaza un acuerdo con la RDVN y la posibilidad de que el Gobierno de París lo firme. A su vez, una importante facción Viet Minh extrema las precauciones desconfiando de los dirigentes de Saigón.

Francia lanza una ofensiva al norte de Tonkin, para capturar al Gobierno de la RDVN, pero fracasa. El Gobierno de Ho Chi Minh comprende entonces que su supervivencia depende de montar una resistencia prolongada que desgaste al Ejército galo e incite a su Gobierno a terminar la guerra. París no quiere hablar de descolonizar, sino de mantener su preponderancia en Indochina. Mas la pacificación militar debe sustentarse en una mejor plataforma política. París y Saigón han entendido que el fuerte espíritu nacional vietnamita impide jugar la baza del separatismo cochinchino. Quizá sea posible la autonomía de Cochinchina, aceptando el principio de un Vietnam unido. Pero lo que fundamentalmente se debe procurar es reconstruir un Estado vietnamita al amparo de Francia, borrando la República de Ho Chi Minh.

La Unión Francesa no admite un Estado comunista y ante la debilidad de la clase política vietnamita adicta a Francia, Bao Dai, que tras actuar como consejero en el Gobierno de Ho Chi Minh se ha refugiado en Hong Kong, aparece como la única alternativa frente a Ho Chi Minh. Se piensa que Bao Dai conserva prestigio en el campo y en medios urbanos tradicionalistas. Francia ha implantado comités administrativos sin base política en Hue y Hanoi, en los territorios ocupados del norte y del centro. La solución proyectada consiste en utilizar a Bao Dai para renovar el protectorado, reconociendo aparentemente unas legítimas aspiraciones nacionales. Francia ofrece prestigio, honores, funciones e independencia a los más dóciles conservadores de Vietnam. Al proponer a estos clientes -en sentido romano del término- compartir el poder, Francia salvaguarda sus propios intereses.

A primeros de noviembre, cuando Hanoi controla las guerrillas del sur, empieza la desestabilización de Cochinchina y se vislumbra el triunfo de Ho Chi Minh en el referéndum, d’Argenlieu decide forzar al Gobierno de Hanoi. Este debe plegarse a las exigencias galas, dividirse entre moderados y extremistas o recurrir a las armas. Pero si desencadena la violencia, será responsable de romper las negociaciones.

En diciembre de 1947, el Alto Comisario Bollaert se entrevista con Bao Dai en un buque de guerra surto en la bahía de Along y le persuade a firmar un acuerdo con lo que Francia está dispuesta a conceder. Cuando Bao Dai vuelve a Hong-Kong, sus partidarios le demuestran que el acuerdo es inadmisible. Y mientras en París, demócratas cristianos y socialistas moderados instan al Gobierno a suscribir la solución Bao Dai, éste, furioso por el engaño, promete ser más cauto en adelante. Sabiendo que su credibilidad como pacificador de Vietnam depende fundamentalmente de arrancar a los franceses la unidad e independencia del país, Bao Dai, ante la cerrazón gala, opta por contemporizar.

Lo primero que hace Bao Dai es confiar la realización de la unidad a la gente del sur. Bajo su consentimiento, a finales de mayo se constituye en Saigón un Gobierno central provisional de Vietnam dirigido por el presidente del Gobierno cochinchino, general Xuan. Con ello, Bao Dai procura averiguar la voluntad francesa de liquidar separatismos y transferir competencias, al tiempo que se presenta como mediador entre las facciones vietnamitas en lucha.

Nuevamente en la bahía de Along, el 5 de junio de 1948, Bao Dai -que sigue en Hong Kong-, Xuan y Bollaert firman una declaración en la que Francia reconoce la independencia de Vietnam y la responsabilidad de los vietnamitas en realizar su unidad. Vietnam se adhiere a la Unión Francesa. Pero los franceses, que desconfian de Xuan por considerarle oportunista, demasiado demócrata y proclive a negociar con el Viet Minh, no le transfiere poderes, con lo que la independencia resulta un fraude para la opinión pública. En realidad, Francia quiere un Gobierno Bao Dai, porque cree manejarle mejor, y tiene prisa en conseguirlo, ante los progresos comunistas en China. Por su parte, también Bao Dai quiere llegar a un arreglo con los franceses y confia en que la lógica evolución de las cosas aboquen finalmente al país a una independencia efectiva.

Un acuerdo de base entre Auriol y Bao Dai -en el que éste obtiene importantes concesiones de Francia-, se firma en El Elíseo el 8 de marzo de 1949. Pero Bao Dai afirma que no regresará a Vietnam hasta que Francia no devuelva Cochinchina, que sigue considerándose juridicamente como colonia.

Tras una apresurada consulta, la votación es favorable a la unificación de Vietnam y Bao Dai vuelve a Vietnam. Cochinchina, se une a Vietnam (1949-1954). No obstante, durante toda esta época, la hegemonía francesa será crucial.