Sucede a DATO el Conde de ROMANONES, jefe de los liberales, con un gobierno que agrupa a lo mejor de ese partido como expresión misma de su reconstrucción, a pesar de que tiene dificultades para ser formado. Pronto destacará ante la opinión pública y el Parlamento la figura de Santiago Alba, probablemente el político liberal de más talla por su talento, preparación e izquierdismo que practica, intentando atraer a los republicanos a las filas de la monarquía. Desde el Ministerio de Hacienda propondrá un amplísimo programa de medidas económicas que irán desde la reforma fiscal al desarrollo de la industria mediante un presupuesto extraordinario. Pieza imprescindible de este proyecto será una contribución sobre los beneficios extraordinarios producidos por la guerra.

ROMANONES durante su nuevo gobierno (1915-1917), dará un giro a la política exterior, decantándose por los aliados y enfrentándose a Alemania a raíz del incidente en el que buques españoles serán torpedeados por submarinos alemanes, pero, incapaz de resolver los problemas sociales internos de España, y atacado por la prensa conservadora favorable a Alemania, acabará por presentar su dimisión.

El conde de ROMANONES presenta la dimisión de su Gabinete en pleno al rey ALFONSO XIII.

El Conde de ROMANONES es relevado en la jefatura del gobierno por García PRIETO (19/4 a 9/6): se trata de un puro cambio de personas que carece de identidad ideológica. Sin embargo, García PRIETO tendrá que enfrentarse con dos problemas fundamentales, que más tarde llevarán a la revolución de 1917: la protesta social y la de los militares. Uno y otro constituyen ya claros antecedentes del período de crisis del sistema constitucional.

Se constituye el primer gobierno español de concentración nacional, presidido por García PRIETO (1/11/1917 – 22/3/1918) en el que estaban representados la mayoría de partidos. Su ministro de la Guerra, el general Aguilera, persona enérgica pero carente de altura intelectual, ordena de nuevo la disolución de las Juntas e incluso la detención de los junteros. Pero éstos, con el apoyo de la mayoría de las guarniciones, logran imponerse al gobierno. ALFONSO XIII ha de ponerse en contacto con las Juntas.

En el mes de marzo de 1918 se produce la crisis del gobierno de García PRIETO que resultará aún más grave que la anterior, porque da la sensación de que nadie está dispuesto a hacerse con el poder y quien lo está no es aceptado por el resto de las fuerzas políticas.

El gobierno de García PRIETO acaba colapsado a causa del planteamiento del problema catalanista, produciendo una división en el seno del mismo entre los ministros partidarios de acceder a las peticiones catalanas (el Conde de ROMANONES) y los que se niegan en rotundo a ello (Santiago Alba). La tirantez que preside el planteamiento de la autonomía catalana se debe en gran medida al recelo que albergan los catalanes acerca del escaso interés del gobierno sobre su problema.

El destinado a efectuar la sustitución es el Conde de ROMANONES beneficiado por el hecho de que, una vez finalizada la guerra mundial, resulta lógico que ocupe el poder quien ha adoptado desde el sistema una postura más complaciente con los que han resultado vencedores. La formación del gabinete resulta complicada y, en definitiva, se logra un gobierno de gestión no ya liberal sino romanonista. El gobierno parece efímero pero durará más de lo previsto en un principio (de diciembre de 1918 a abril de 1919) y el eje central de su actuación lo constituirá el autonomismo catalán sobre el que no está conforme.

ROMANONES firma en la fecha, el “Decreto de la jornada de ocho horas”.

Cae el gobierno ROMANONES en relación con los desórdenes sociales de Barcelona. De abril a julio de 1919 gobierna Antonio MAURA, con un gabinete que tiene una clara connotación derechista y es mal recibido por la opinión liberal. Adopta una política netamente de derechas forzando la máquina electoral para obtener mayoría parlamentaria y provocando el endurecimiento de la oposición liberal y republicana en el momento de la celebración de las elecciones, que se realizan con las garantías constitucionales suspendidas. Esta forma de hacerse las elecciones daña gravemente el prestigio de MAURA y, además, las elecciones del año 1919 resultan inútiles porque ni siquiera por este procedimiento logra la mayoría. En efecto, en el momento de abrirse las Cortes, aparece claro que el Gobierno no tiene la mayoría y en el primer incidente de escasa importancia será derrotado.