Simón Bolívar libera Lima, donde permanecerá un año auxiliado por Sucre y preparando la ofensiva final contra los realistas españoles.

Batalla de Junín. Simón Bolivar se enfrenta a un ejército español en las llanuras de Junín (Perú), derrotándolo.

La batalla de Ayacucho es el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia iberoamericanas (1809-1826) y significa el final definitivo del dominio colonial español en América del sur. La batalla se ha desarrollado en la pampa de la Quinua en el Departamento de Ayacucho, Perú, el 9 de diciembre de 1824. La victoria de los independentistas supone la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía en pie; sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que ha puesto fin al virreinato del Perú. La independencia del Perú será finalmente reconocida por España mediante un tratado firmado en París el 14 de agosto de 1879. La batalla de Ayacucho, es ganada por el general Sucre, lugarteniente de Bolívar, al virrey de Perú, Laserna. Éste capitula y se produce el fin de las grandes campañas en América del Sur. Pero Bolívar no podrá reunir en una confederación a los países independizados

La independencia de la República de Bolivia es proclamada definitivamente el 6 de agosto de 1825 en un Congreso celebrado en Chuquisaca. Después de dieciséis años de lucha, al quedar vencedores en la memorable batalla de Ayacucho, ganada por el general Sucre, lugarteniente de Bolívar, al virrey Laserna, también Bolivia, en la fecha, consigue la independencia absoluta del país respecto de España, quedando constituida como República unitaria, libre, independiente y soberana. Simón BOLíVAR gobierna el país (1825-1828). Bolívar hasta ese momento no aceptaba de buen grado la independencia de Bolivia, debido a que le preocupaba su futuro, debido a que Bolivia se encuentra en el centro de Suramérica, y esto según Bolívar supondría que sería una nación acosada y que afrontaría futuras guerras, cuestiones que se cumplieron. Seguramente que Bolivia es el país que ostenta el mayor récord de golpes de estado a partir de su independencia. Desde este año, 1825, hasta 1984 se producirán nada menos que 191 golpes. La media es de un golpe cada diez meses. Como muestra basta decir que de 1828 a 1829 se sucederán cinco generales al mando del nuevo país.

El nombre de la República de Bolivia, constituye un homenaje al Libertador Simón Bolívar, propuesto por el Presbítero Manuel Martín Cruz, en los siguientes términos: “Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia”. La capital de la República fue denominada Sucre, en reconocimiento al Mariscal Antonio José de Sucre. Bolívar hasta ese momento no aceptaba de buen grado la independencia de Bolivia, debido a que le preocupaba su futuro, debido a que Bolivia se encuentra en el centro de Suramérica, y esto según Bolívar supondría que sería una nación acosada y que afrontaría futuras guerras, cuestiones que se cumplieron.

Simón Bolívar, nombrado presidente vitalicio de Perú.

En 1826 el libertador Simón Bolívar otorga al país la primera Constitución, que es aprobada por el Congreso de Chuquisaca. Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, es elegido Presidente de la República de Bolivia.

Fue propósito de BOLÍVAR la unión de los Estados iberoamericanos, para lo cual convoca un Congreso continental en Panamá. El Congreso logra instalarse en ciudad de Panamá el 22 de junio de 1826 y deja de sesionar el 15 de julio de ese año. Asisten representantes de la Gran Colombia (que abarca los actuales Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela), Perú, Bolivia, México, y las Provincias Unidas del Centro de América (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, y Costa Rica). Pero su iniciativa no tiene éxito. Los intentos separatistas, inspirados por Santander (Colombia) y Páez (Venezuela), desembocarán en guerra civil. (De Santander es la leyenda que años después permanecerá inscrita sobre la entrada de la sede de la Corte Suprema en Bogotá: “Las armas os han dado independencia. Las leyes os darán libertad”).

El contexto político de la transición constitucional entre la Nueva Granada y la Gran Colombia está marcado por tendencias asociadas con el unitarista Simón Bolívar, de una parte, y el federalista Francisco de Paula Santander, por otra. Las diferencias tienen que ver con la forma de administrar el Estado. El centralismo frente al federalismo, el militarismo frente al civilismo, el modelo inglés frente al originado por una estrecha unión americana, el gobierno representativo frente al gobierno central concentrado, el derecho a elegir y ser elegido frente al carácter vitalicio y hereditario del poder, son algunas de los temas que generaron discusiones políticas internas en los primeros años de república

Bolívar con su ferviente deseo de ver una Gran Colombia unida decide hacer imponer su voluntad en forma dictatorial como último recurso y presenta, en agosto de 1828, una constitución que había desarrollado en la que se incluía Perú y Bolivia (pues Bolivia ya se había separado de Perú), con un fuerte gobierno central y una presidencia de por vida en la que el presidente podría tener la facultad de nombrar su sucesor. Esa fue la chispa final que incendió a los Santanderistas pues vieron en esa propuesta un retroceso a una monarquía y llegaron al punto de intentar asesinar al libertador. Adicionalmente, los líderes venezolanos vieron con bastante recelo las intenciones de Bolívar