Marcel Lefebvre nace el 29 de noviembre de 1905 en Tourcoing (Francia). Estudiará en Roma y será ordenado sacerdote en 1929. Misionero en Gabón hasta 1946, será consagrado obispo en 1947 y estará a la cabeza del arzobispado de Dakar de 1948 a 1962. A raíz del Vaticano II, se manifestará profundamente discrepante con la conducta de la jerarquía católica defendiendo el derecho a desobedecer al entender que se está traicionando la Tradición de la Iglesia.

Marcel LEFEBVRE funda, en 1969, en Ecône (Suiza) la Hermandad Sacerdotal de San Pío X.

En la fecha, se retira a la Hermandad Sacerdotal de San Pío X, fundada por Marcel LEFEBVRE, la autorización canónica, decisión ésta refrendada por el Vaticano.

En 1976, contra la expresa prohibición del Papa, Marcel LEFEBVRE ordena trece sacerdotes y trece diáconos, postura contumaz que provoca su suspensión a divinis.

En 1986, el Papa JUAN PABLO II convoca en Asís un encuentro internacional interreligioso para promover el diálogo entre las religiones en el horizonte de la paz. Este encuentro, que desde entonces se celebra anualmente, no es aceptado tampoco por el cismático Marcel LEFEBVRE: “Para el Vaticano la única verdad hoy es la verdad conciliar, el espíritu del Concilio y de Asís. Y eso no lo queremos por nada del mundo.”

En la fecha, es excomulgado el cismático Marcel LEFEBVRE al consagrar cuatro obispos. JUAN PABLO II encarga en mayo de este año al cardenal Ratzinger que, como prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, presida una comisión que intente solventar el cisma integrista. El intento fracasa. Lefebvre y sus seguidores defienden la tradición eclesiástica de forma inmovilista mientras que los Papas, desde que se planteó la polémica, sostienen que la tradición en la Iglesia es una realidad viva y dinámica. LEFEBVRE representa la radical oposición a la renovación del Vaticano II en los ámbitos doctrinal, disciplinario, litúrgico y eclesial.

Muere el arzobispo francés Marcel LEFEBVRE, quien anteriormente ha sido excomulgado por el Papa Juan Pablo II, en Martigny (Suiza). La pena de excomunión siempre ha existido en la Iglesia. Hay referencias a ella ya en los primeros concilios (ej. Nicea, 325dC.). La pena de excomunión pública es poco frecuente. El caso más notable después del Concilio Vaticano es el del Arzobispo Lefebre, quien comenzó un cisma al consagrar obispos sin el permiso del Papa.