Disuelta la División azul, el regreso de sus expedicionarios se hace en medio del silencio y de la indiferencia general. El curso de la guerra ha cambiado en este momento y el régimen franquista está deseoso de elimimar cuanto antes su apariencia favorable a los nazis y congraciarse con los aliados occidentales. Sin dejar de atacar a los soviéticos en ningún momento, el general FRANCO empieza el viraje pertinente para salvar el régimen y consolidar así su poder.

Quince años tras la Guerra Civil, el conflicto es todavía próximo para todo el mundo. La miseria a duras penas se está superando, las familias todavía recuerdan los muertos y los exiliados. De vez en cuando, se descubren viejos proyectiles abandonados sin estallar. Por si la memoria no es lo suficiente viva, en abril de 1954 se produce un nuevo recordatorio, aunque en este caso es de la participación española en la Segunda Guerra Mundial. El día 2 llega al puerto de Barcelona el barco ‘Semíramis’, procedente de Odesa (Unión Soviética), que devuelve a España a 300 excombatientes de la División Azul, liberados tras la muerte de Stalin. Al margen de la lectura política del acto de recibimiento, los ciudadanos ven, de nuevo, la cara real de la guerra.