Uno de los problemas más acuciantes con los que se encuentra Madrid es la falta de vivienda debido fundamentalmente a dos factores: la destrucción ocasionada por la guerra y la llegada de inmigración que se va asentando en las vías de acceso a la capital, donde el precio es menor y además hay menos vigilancia para la autoconstrucción. Por ello ya en 1939 se crea el Instituto Nacional de la Vivienda y en 1957 el Ministerio de Economía, a pesar de lo cual el problema de la vivienda no queda ni mucho menos solucionado. Hasta mediados de siglo la actividad constructora estaba en manos del Estado, incentivándose desde el año 1954 la iniciativa privada. Con el fin de evitar el chabolismo, surgen los poblados Dirigidos y de Absorción, aunque no logran paliar la situación.

Entre los años 1960 y 1975, el poder adquisitivo de la población se duplica, irrumpiendo la sociedad de consumo favorecida por la televisión, cuya primera emisión oficial en España data de 1956. El crecimiento económico y cultural, propiciará la lucha ciudadana por equipamientos y cultura, surgiendo a mediados de los sesenta de ambientes universitarios, obreros e incluso de sectores de la iglesia católica los más significativos opositores al régimen de Franco, creciendo el movimiento obrero y asociativo en general.

Se inaugura en el madrileño Paseo de la Habana, la primera emisora de TV; lo que supone el nacimiento de Televisión Española. Al día siguiente, se procede a la retransmisión de una misa, oficiada por Monseñor Bulart (capellán de El Pardo). Emitirá de forma discontinua a lo largo de los primeros años.

Inauguración del Talgo entre Madrid y Barcelona, que une las ciudades en cuatro horas de tiempo neto. Algunos técnicos protestan del favoritismo estatal con el tren.

Al finalizar la guerra el panorama cultural es desalentador, uniéndose a la muerte y exilio de intelectuales durante y después de la guerra, el denominado exilio interior de muchos de los que vivieron en España durante los años del franquismo. Posteriormente se abrieron unos años de preeminencia del nacional-catolicismo en lo educativo y lo cultural que ya en los sesenta, con el fin del modelo autárquico, dejó paso a nuevas iniciativas sociales y culturales. Destacan en este periodo figuras de la talla de Gonzalo Torrente Ballester, Miguel Delibes o Camilo José Cela. A partir de los años sesenta las artes plásticas viven un momento de efervescencia destacando figuras como Antonio López o Eduardo Arroyo.

En los sesenta nuevos presupuestos tecnocráticos hacen que la actividad urbanística se centre en la planificación metropolitana, poniendo en relación Madrid con los municipios limítrofes; se construirá la M-30 como vía rápida de circunvalación, al tiempo que se modifican e incrementan los accesos a la capital. El Plan General de Ordenación del Área Metropolitana de 1963 trata de adecuarse a este crecimiento caótico provocado por la especulación, asumiendo que Madrid, debido a su desarrollo demográfico e industrial, excede los límites del propio municipio, surgiendo las ciudades-dormitorio y extendiendo su influencia por toda la región.

Se funda la Universidad Autónoma, UAM, en el Campus de Cantoblanco de Madrid.

En el centro destaca el derribo de palacetes en la Castellana, y el levantamiento en su lugar de grandes edificios y ya en los años 70 la construcción del complejo AZCA. Edificios dedicados a oficinas o centros comerciales ocupan el centro de la ciudad. El chabolismo se intenta frenar con las Unidades Vecinales de Absorción (UVA). En los setenta la ciudad crece de manera imparable por mano fundamentalmente de la iniciativa privada, surge la Comisión de Planeamiento y Coordinación (COPLACO) y hay un auge de las asociaciones de vecinos.

Los cambios socioeconómicos de los últimos años de la dictadura de Franco, junto con otros factores políticos y sociales como la oposición estudiantil, la intensificación de la conciencia de clase, la aparición en el seno de la iglesia de un sector más aperturista, o la repercusión de hechos, como el Proceso de Burgos, llevaron a que la sociedad española cambiara considerablemente desde finales de los años 60. A pesar de que dentro del propio Régimen había diferentes sectores en desacuerdo, la política represiva no se suavizó, y lanzó una oleada creciente de represión los últimos años.

Para agradecer la participación en la campaña de Nubia, el Estado egipcio ofreció a los países colaboradores un reparto generoso de los hallazgos de las excavaciones y algunas piezas excepcionales de su patrimonio. Entre estas, las más significativas eran cinco de los pequeños santuarios que iban a quedar sumergidos en las aguas de la nueva presa. Desde el primer momento, el templo de Debod se convirtió en el centro de atención, ya que era el más grande e importante en términos históricos. Tras varias campañas de excavación, en las, que la confianza en los arqueólogos españoles y el prestigio de los mismos se fueron consolidando, se decidió formular una solicitud para la cesión del edificio. Esta fue aceptada a favor de España en septiembre de 1966. Dos años duraron las tareas de montaje y acondicionamiento del entorno, que se concluyeron con la apertura oficial el 18 de julio de 1972. Su situación ha sido en la Montaña del Príncipe Pío en plena capital de España.