Debate sobre Gibraltar en el Comité de Descolonización de la ONU.

En 1965, la Asamblea General de la ONU, después de intensos debates en el seno del Comité de Descolonización, proclama en varias de sus resoluciones que Gibraltar es un trozo de la nación española, que debe ser inmediatamente descolonizado y devuelto a España. En una de estas resoluciones, concretamente la 2.429, se fija a Gran Bretaña una fecha límite para proceder a la descolonización de Gibraltar: el primero de octubre de 1969.

Conversaciones anglo-españolas en Londres entre los ministros Fernando María Castiella y Michael Stewart.

La Asamblea General de la ONU aprueba una resolución en la que deplora el retraso del proceso descolonizador de Gibraltar e invita a las partes a proseguir las negociaciones.

Con relación a la resolución 2.429 de la Asamblea General de la ONU por la que Gibraltar debe ser devuelto a España, Gran Bretaña -en esta fecha- haciendo oídos sordos, organiza un referendum en Gibraltar, no reconocido por España ni por la ONU, que da como resultado una abrumadora mayoría favorable a mantener los vínculos con la Corona británcia. Todo ello acompañado de concentraciones militares para intimidar a los españoles.

La Asamblea General de la ONU aprueba una resolución que censuraba el referéndum independentista en la Roca y establecía que Gibraltar tenía que ser descolonizada por negociaciones entre los gobiernos español y británico, teniendo en cuenta el principio de que «todo intento que destruya parcial o totalmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de Naciones Unidas». Que es darle la razón a España. Pero esta victoria no conducirá a nada. No porque los ingleses, como es de esperar, se atrincherarán en sus posiciones, sino porque los españoles, en vez de hacer lo mismo, volverán a su deporte favorito: pelearse entre ellos. Se cerrará y volverá a abrirse la Verja, y, a partir de ahí, cada paso que se de será hacia atrás en vez de hacia delante, con cada ministro de Asuntos Exteriores llevando una política distinta en el contencioso, hasta llegar al caso calamitoso de Moratinos, que aceptara a los gibraltareños como parte de las negociaciones. Cuando los gibraltareño se presenten en la sede de la ONU para pedir que les saquen de la lista de colonias, les dirán que no, que seguirán en ella hasta que se cumpla la resolución emitida por la Asamblea General sobre el caso.

Cierre español del paso fronterizo con Gibraltar. La colonia inglesa se verá en apuros, pero también la comarca del Campo de Gibraltar, buena parte de la cual trabajaba en la ciudad.

Naciones Unidas demanda el fin de la colonia de Gibraltar para antes del 1 de octubre de 1969.

Se promulga una nueva Constitución para Gibraltar en la que se amplia la autonomía introducida en 1964. Con esta Constitución Gibraltar obtiene un amplio autogobierno y el compromiso británico, establecido en el preámbulo de dicha Constitución, de no proceder a una transferencia de soberanía en contra de la voluntad de los gibraltareños. El Parlamento queda constituido por fusión del Ayuntamiento y del Consejo Legislativo.

España denuncia el incumplimiento por parte de Gran Bretaña de la Resolución 2.429 de la ONU y del artº X del Tratado de Utrecht y decide el cierre, en la fecha, de la verja que separa del territorio español la zona de Gibraltar y, por consiguiente, el aislamiento del Peñón (hasta el 15 de diciembre de 1982). Fernando María Castiella, ministro español de Asuntos Exteriores, piensa que el aislamiento de la Roca es el mejor procedimiento para estrangular su economía y facilitar así su reintegración a España. Sin embargo, a la larga, la medida producirá el efecto contrario, pues acentuará la actitud hostil de la población gibraltareña y, sobre todo, de las nuevas generaciones que han crecido en estos años y que lo han hecho de espaldas a sus vecinos del Campo, creando de esta forma un ambiente de rechazo, frente a cualquier solución negociada del conflicto.