Retirada soviética y fin del gobierno cuatripartito de Berlín.

En la fecha, en Italia, Eluana Englaro que tien 21 años de edad, sufre un accidente de tráfico y queda en coma vegetativo. Este caso, en el año 2009, producirá un grave choque institucional de poderes del Estado y conducirá a una neta fractura en la sociedad italiana.

Tras una larga batalla judicial del padre y de la madre de Eluana Englaro, el Tribunal Supremo dictamina retirar la sonda que mantiene viva a su hija.

En Italia, Berlusconi prohíbe a todos los hospitales, públicos y privados, que ejecuten la sentencia del Supremo a favor de Eluana Englaro.

Eluana Englaro ingresa en la clínica La Quiete (Udine), que desafía a Berlusconi y se presta a ayudarla a morir. De hecho, doce voluntarios la atienden gratuitamente para ayudarla a morir.

En el caso Eluana Englaro, comienza la suspensión gradual de la alimentación. Berlusconi aprueba un decreto urgente para impedir la desconexión, que el presidente Napolitano -plantando cara a Berlusconi-se niega a firmar. En estos momentos en la calle tenemos 47% de la opinión pública a favor de la interrupción de la alimentación artificial a Eluana y el 47% en contra, awgún un sondeo del Corriere della Sera.

A las 20h 10m Eluana Englaro deja de existir en la clínica La Quiete de la ciudad norteña de Udine, mientras en Roma el Senado debate acaloradamente en sesión nocturna un proyecto de ley del Ejecutivo de centroderecha de Silvio Berlusconi, pensado expresamente para bloquear la desconexión de la mujer. Eluana llevaba cuatro días sin alimentación e hidratación artificiales, por decisión de su familia avalada por el Tribunal Supremo. Ante la noticia del óbito -inesperada pues los pronósticos médicos apuntaban al fallecimiento dentro de al menos diez días- El Vaticano ha dicho: Que el Señor la acoja en su seno y perdone a quienes la han llevado a este final. Y Berlusconi: Siento una gran amargura porque no ha sido posible salvar una vida. El maratón parlamentario previsto no ha tenido tiempo de salvar la vida de Eluana Englaro.