Miembros del comando Vizcaya de ETA matan de un tiro a la cabeza a Manuel Fuentes Pedreira en el frontón Isabel en Arrigorriaga mientras descansa tras un partido de pelota. (Es el segundo policia muerto en el barrio de Santa Isabel de Arrogorriaga)

El intento de la dirigentre de ETA, Dolores González Katarain, alias Yoyes, de pasar por su cuenta a la vida normal tras el exilio tiene como respuesta dos tiros en la cabeza. Es un mensaje muy claro que asegurará un alto grado de obediencia y disciplina. De ahí la discutida iniciativa del Estado de dispersar los presos de ETA para disminuir el control de la organización sobre ellos. Es famosa por haber sido la primera mujer dirigente de ETA y por haber muerto a manos de la misma organización, acusada de traición.

La presencia estable de comandos de ETA en Catalunya no se produce hasta diciembre de 1985, cuando la dirección de la organización terrorista envía a dos activistas a Barcelona para establecer la infraestructura que sirve para poner en marcha el primer comando Barcelona al año siguiente. La actividad de esta célula etarra ha marcado buena parte de la evolución del terrorismo en territorio catalán. El comando Barcelona realiza dos campañas de atentados durante los años 1986 y 1987, antes de que pueda ser desarticulado por la policía. Ese grupo es el autor del asesinato del policía Ángel González Pozo por un coche bomba en Barcelona el 14 de octubre de 1986.

En las cuartas elecciones autonómicas, que la escisión entre PNV y EA ha forzado a convocar para el 30 de noviembre de 1986 (con un adelanto de casi dos años sobre el final normal de la legislatura), el PNV no consigue más que 271.206 votos mientras que los escindidos de EA suman 181.167. La suma de ambos (452.373) supera incluso el récord de 1984, pero la escisión ha roto el espinazo de la anterior hegemonía del PNV. Este resultado fuerza al PNV (con sólo 19 diputados sobre 75) a firmar un pacto de gobierno con los socialistas (que han obtenido 21) para que ARDANZA sea reelegido lendakari.

Los primeros contactos del Gobierno en Argel con el dirigente de ETA Txomin Iturbe quedan interrumpidos por la muerte de Iturbe en febrero de 1987. Christianne Fando, la abogada de los presos de ETA en estas negociaciones declarará en 1998, tras diez años de silencio, que se pactó amnistiar a los presos etarras y a los del GAL.

Se firma el pacto de Ajuria Enea. Este último, “Acuerdo para la normalización y pacificación de Euskadi”, firmado por todas las fuerzas parlamentarias vascas a excepción de HB, condena la violencia por constituir “una práctica política execrable” y por “acarrear desastrosas consecuencias de todo orden para nuestro pueblo”. Los conflictos de la sociedad vasca deben resolverse con el pleno desarrollo de los contenidos del Estatuto. Euskal Telebistá, la televisión vasca, abandona todo tratamiento equívoco de la violencia. Varios empresarios, extorsionados con el “impuesto revolucionario” -institución con gran “solera”, pues data de 1964-, dejan de pagarlo y lo denuncian a las autoridades.

El movimiento popular por la paz, canalizado en torno a asociaciones de origen cristiano, se desarrolla hasta límites insospechados, produciéndose manifestaciones contra la violencia incluso en pueblos donde HB detenta la mayoría absoluta. La lucha policial, estrechamente apoyada por Francia -aunque alternada con intentos de diálogo-, provoca la caída de la mayoría de los comandos y desarticula la cúpula dirigente. La nueva política penitenciaria, que alterna la posibilidad de reinserción con la dispersión y el endurecimiento del régimen de los presos más irreductibles, mina la influencia de ETA en las cárceles.

El 12 de enero de 1988 se firma el pacto de Ajuria-Enea entre todos los partidos vascos, a excepción de Herri Batasuna, con el fin de acabar con la violencia de ETA.

El 2 de noviembre la banda apunta de nuevo a la posibilidad de un alto el fuego, no superior a dos meses, condicionada a que el Gobierno negociara en Argel, pero no llegó a ser efectiva..

ETA anuncia una tregua de 15 días como “prueba de buena voluntad”. Seis días después se reunirán en la capital argelina Rafael Vera, secretario de Estado para la Seguridad, y Juan Miguel Eguiagaray, delegado del Gobierno en Murcia, con Eugenio Etxebeste, Ignacio Aracama y Belén González.