China inició en el año 2003 prospecciones cerca de la zona disputada, y en Japón se alega que sus perforaciones podrían vaciar bolsas de gas situadas en lo que considera su sector marítimo. La decisión de Tokio llevará todavía algunos meses, antes de que comiencen las perforaciones. Japón y China se disputan la soberanía del archipiélago Diaoyu (Senkaku, en japonés), un grupo de cinco pequeñas islas deshabitadas y tres rocas volcánicas, situadas 400 kilómetros al sudoeste de Okinawa. La importancia de las islas estriba en los recursos energéticos que existen en sus alrededores.

El Parlamento Europeo -Eurocámara- ha pedido a los Veinticinco, por amplia mayoría, que renuncien a su propósito de levantar el embargo comercial de armas que impusieron a China en 1989 a raíz de la matanza de Tiananmen. El pronunciamiento de la Eurocámara no es vinculante, pero sí importante en la medida en que se suma a las advertencias cada vez más conminatorias de Washington contra una medida que Francia y Alemania plantean como un gesto «político» hacia Pekín, encaminado a suprimir una restricción que «ya no tiene sentido»; un gesto con el que, dicho más claramente, Europa busca un acercamiento estratégico al gigante asiático a la vista de su irresistible pujanza en la escena internacional.

El presidente chino, Hu Jintao, y el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, se reunen en Yakarta durante la cumbre afroasiática en conmemoración de la conferencia de Bandung, pero la crisis de relaciones entre ambos países sigue en los mismos términos.

Chen y los suyos rompieron, en 1999, el consenso de «hay una sola China», vigente durante medio siglo. Aquel paso hundió muchos años de paciente política china hacia Taiwán, una política basada en una enorme flexibilidad en todo excepto en aquel principio, sin el cual no habrá reunificación. Taiwán es el último territorio de China que continúa separado de aquella a consecuencia de los «acuerdos desiguales» del colonialismo del XIX y de la guerra civil. Es una espina clavada en la dignidad nacional china, complicada porque la sociedad taiwanesa ha tenido una vida muy diferente, y más democrática, en los últimos veinte años y, sobre todo, porque la isla es una protegida de EEUU. La afirmación de Chen de que Taiwán es y debe ser un Estado aparte, y de que no es China, no es reconocida ni por Pekín, ni por la ONU, ni por una gran parte de la sociedad taiwanesa, pero seduce a una ajustada mayoría.

La guerra entre China y Taiwán ha empezado. No es con barcos de guerra, misiles ni aviones, sino psicológica. La guerra psicológica es una especialidad muy china, absolutamente común a todos los jugadores de esta partida, librada a ambos lados del estrecho de Taiwan. Su plato fuerte es la visita que ayer inició a China Lien Chan, el presidente del Kuomintang (KMT), el partido nacionalista chino que gobernó Taiwán desde el fin de la guerra civil china, en 1949. Es la primera visita al continente de un presidente del partido enemigo histórico de los comunistas. El KMT está en la oposición en Taiwán, pero junto con su aliado, el PFP, domina el Parlamento desde el pasado diciembre. Eso ha puesto a los independentistas taiwaneses, con el presidente Chen Shuibian al frente, en una situación comprometida. Lien y su socio de coalición y líder del PFP, James Soong, que también ha sido invitado a China, pueden ganar posiciones internas con este viaje, que demuestra que es posible mantener el diálogo con Pekín.

El presidente chino, Hu JINTAO, y el líder de la oposición taiwanesa, Lien CHAN, se han dado un apretón de manos en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín y han afirmado que no hay más que una China. Hace 60 años, que el máximo líder comunista chino y su homólogo del partido nacionalista Kuomintang (KMT) no se veían.

Durante las últimas conversaciones celebradas en Beijing, el gobierno chino ha propuesto que China y Japón exploten conjuntamente los yacimientos de gas que puedan existir en esta ZEE ampliada, de acuerdo con la interpretación china; pero el gobierno japonés la rechaza rotundamente, porque el emplazamiento se encuentra claramente en las aguas en las que se encuentran las Islas Senkaku, que son territorio japonés, por lo que no existe justificación alguna para la explotación conjunta. Según la postura japonesa, esta explotación conjunta tan sólo tiene sentido cuando la explotación del yacimiento de gas se encuentra a ambos lados de la línea mediana de la ZEE de los dos países.

La vicepresidenta del Gobierno de Taiwán, Annette Lu, lanza una advertencia a China. «Quiero dar las gracias al Partido Comunista de China porque cada vez que nos presiona, el pueblo de Taiwán demuestra que la democracía es lo que la gente quiere en este país. Los 1.300 millones de chinos que piensan en un único país y su presidente Hu Jintao deberán darse cuenta de cuál es la voz de los taiwaneses: Taiwán pertenece solamente a sus 23 millones de habitantes», recalcó Lu.

El partido independentista que lidera el presidente taiwanés, Chen Shuibian, consigue una victoria inesperada en las elecciones convocadas para la Asamblea Nacional, resultado que sin duda inquietará a China, país que se opone a una secesión de la isla rebelde. El Partido Democrático Progresista (DPP) de Chen, partidario de proclamar la independencia de la antigua Formosa, obtuvo 1,64 millones de votos (el 42,5% del sufragio), frente a los 1,5 millones que recibió su gran adversario, el Kuomingtan -Partido Nacionalista, que obtuvo un 38,9% de los votos-, que defiende un acercamiento a China. El tercer puesto fue para el independentista partido taiwanés por la solidaridad (TSU), con poco más de 273.000 votos.

Japón parece dispuesto a dar un paso decisivo hacia un enfrentamiento militar puntual con China en aguas que se disputan ambos países, así lo advierten muchos observadores, tanto en Tokio como en Pekín. Esto se desprende del anuncio de que el Partido Liberal (LDP) en el Gobierno nipón está preparando un proyecto de ley para que los barcos japoneses que extraigan gas en las aguas disputadas del mar de China oriental lleven protección de la Armada. En abril, el Gobierno de Tokio autorizó a las compañías nacionales a realizar prospecciones de gas y petróleo en la zona en litigio, alegando que China ya inició perforaciones en el 2003. Lo que no dice es que China extrae gas en el área que los propios japoneses reconocen como china, mientras que Japón piensa hacerlo en zona en disputa. Tokio alega que la extracción china «vacía» desde ahí bolsas de gas que entran en el área disputada, pero, siendo discutible, eso no es lo mismo que realizar la extracción en territorio en litigio y acompañarla además de protección militar.