PRINCIPADO DE MÓNACO

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Rainiero III de MónacoMónaco —oficialmente, el Principado de Mónaco— es una ciudad-estado de Europa Occidental, constituida, según su constitución, en un Estado de derecho que profesa el respeto de los derechos y libertades fundamentales, y cuya forma de gobierno es la monarquía hereditaria y constitucional. Su territorio está organizado en diez barrios.

(Ver Genealogía de los Grimaldi como príncipes de Mónaco)

En Mónaco, ALBERTO I hijo de Carlos III, accede al trono.


En Mónaco, ALBERTO I (10/9/1889-26/6/1922), hijo de Carlos III, accede al trono. Apasionado por las ciencias, se interesa particularmente en la oceanográfica y en el estudio de la prehistoria. Este príncipe, -el Príncipe marinero- fundará el Instituto de Paleontología.

Muere el príncipe de Mónaco CARLOS III.


Muere en el Chateau Marchais el príncipe de Mónaco CARLOS III. Príncipe reinante de Mónaco del 20 de junio de 1856 hasta su defunción.

ALBERTO I de Mónaco convertirá a la bailarina española la “Bella Otero” en su amante.


ALBERTO I de Mónaco con 45 años de edad, casado en segundas nupcias con la norteamericana Mary Alice Heine, se encuentra por primera vez en un restaurante del Barrio Latino de París, con la bailarina española afincada en Francia, Carolina Carasson y conocida artísticamente como la “Bella Otero” de 25 años de edad. Tras aquel primer encuentro, la bailarina se convierte en amante del príncipe. La relación durará varios años. Cuando esta relación adúltera sea descubierta por un diario de Nueva York, ALBERTO I se divorciará de Mary Alice sin haber tenido hijos de ella.

ALBERTO I promulga en Mónaco la primera Constitución.


ALBERTO I promulga en Mónaco la primera Constitución, por la que el Principado de Mónaco se convierte en una monarquía constitucional.

Empieza el primer Rallye de Automóviles de Montecarlo (Mónaco) con una participación de 23 pilotos.


Empieza el primer Rallye de Automóviles de Montecarlo (Mónaco) con una participación de 23 pilotos.  Siete días más tarde los ganará Henri Rougier. Esta carrera se convertirá en la más famosa del mundo y junto a las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas de Indianápolis formará el trío de pruebas automovilísticas que ha traspasará el umbral de la fama mundial, alcanzando incluso a los que no son aficionados al deporte del automovilismo. El Rally de Montecarlo comenzó, en 1911, con el único y claro objetivo de fomentar el turismo de invierno hacia esa zona del sur de Francia. Montecarlo, y el resto de la Costa Azul, ya eran por aquella época lugares preferidos por los millonarios para pasar sus largas vacaciones estivales, pero en invierno carecía de una vida similar. La carrera debía servir para que esos millonarios fueran los elegidos para promocionar aquel turismo con sus locos cacharros. Además, los automovilistas que entonces participaban movían a su alrededor a tal cantidad de amigos, mecánicos, etcétera, que la promoción resulta mucho más efectiva.

Acuerdo de Mónaco con Francia, por lo que ésta asegura la defensa de la independencia y soberanía e integridad de Mónaco.


El príncipe ALBERTO de Mónaco, en 1918, firma un acuerdo con Francia, por lo que ésta asegura la defensa de la independencia y soberanía e integridad de Mónaco, comprometiéndose el príncipe a ejercer sus derechos de soberanía de completa conformidad con los intereses políticos, militares, navales y económicos de Francia. Con el fin de evitar el desembarco de un príncipe alemán, este tratado también determina que si la familia Grimaldi no cuenta con un heredero varón (de línea directa o adoptado), Mónaco será absorbido, como protectorado, por Francia.

Saltándose los normales mecanismos parlamentarios, ALBERTO I de Mónaco se saca de la manga en 1918 una ley Sucesoria hecha según sus necesidades:


LUIS de Mónaco ha entrado en la cincuentena y permanece soltero. Deja claro a su padre que no piensa contraer matrimonio. El único posible heredero del príncipe ALBERTO es el duque de Urach, un primo alemán que Francia rechaza con la amenaza de anexionarse el principado si este personaje llega al trono. Para evitar esta situación, ALBERTO I modifica la ley sucesoria con una ordenanza promulgado en la fecha. Se ha de propiciar como sea que la hija natural de LUIS, Carlota, pueda subir al trono. Saltándose los normales mecanismos parlamentarios, el soberano se saca de la manga en 1918 una ley Sucesoria hecha a medida de sus necesidades: “El príncipe heredero, previa autorización del soberano reinante, puede adoptar a un niño -o niña- que forme parte de la familia, o incluso extranjero a ella, y adjudicar al adoptado todos los derechos de la corona”; “Los consortes de una princesa heredera tomarán el patronímico “Grimaldi” que sustituirá a su apellido propio. Sólo así, podrán suceder los hijos de dicha unión”.