La crisis de Ucrania –que se convierte en un éxito de la diplomacia polaca– es resultado de la coordinación de actuaciones con la Comisión Europea y otros estados, y los sucesos de Ucrania sirven para demostrar las ventajas derivadas de una estrecha colaboración entre los estados de la UE dentro del marco de una política exterior común. Polonia es consciente de que la eficacia de sus influencias en una región que Rusia considera su zona de influencia, depende de la capacidad de Polonia para participar en la definición de la dimensión este de la Unión. Su objetivo en este contexto consiste en alcanzar los propósitos siguientes: 1) que la UE trate a Ucrania y Bielorrusia en igualdad de condiciones con Rusia; 2) que la problemática del este cobre un mayor protagonismo en la agenda de la UE, y finalmente, 3) que las estructuras de la Unión empiecen a ejercer influencia en los procesos de democratización y liberalización de las economías de dichos estados.

Polonia se implica en la política de la zona postsoviética con la participación activa de los políticos polacos en la mediación entre las partes del conflicto durante la revolución naranja en Ucrania, a finales de 2004 y principios de 2005. La actuación de Varsovia cuenta con el apoyo de la UE y de otros estados occidentales, así como de la vecina Lituania. Como resultado, se intensifica el rechazo “oficial” de Moscú frente a Polonia, aumentando asimismo la desconfianza hacia el Occidente, al que se acusa de participar en un complot contra los intereses geopolíticos de Rusia.

El Tribunal Supremo de Ucrania ordena repetir las elecciones del pasado mes de de noviembre por considerar que hubo fraude.

El 2 de diciembre de 2004, el Consejo Supremo (parlamento) se pronuncia con un voto de retiro de confianza al premier Yanukovych. Ese mismo día, Kuchma, se reune en las afueras de Moscú (Rusia), con Putin, para discutir la crisis política que se desata a consecuencia de las controvertidas elecciones de noviembre. Kuchma, propone iniciar todo un nuevo proceso electoral; mientras tanto, la Corte Suprema evalua las denuncias de fraude electoral que ha presentado la oposición.

El 3 de diciembre, la Corte Suprema declara inválidos los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Tras cinco días de deliberación, los 21 miembros del máximo tribunal ucraniano recomiendan repetir la segunda ronda el próximo domingo 26 de diciembre, con la participación de los mismos dos candidatos. La Corte emite este fallo basándose en los 11 mil cargos presentados por la oposición sobre un posible fraude en las elecciones realizadas el 21 de noviembre. Miles de simpatizantes de la oposición congregados en las calles de Kiev celebran la decisión. La crisis de Ucrania amenaza directamente a las relaciones UE-Rusia porque, a pesar de llevar 13 años de independencia, ahora es cuando realmente quieren romper las amarras con Moscú, y lo que está en juego no es sólo el futuro de una Ucrania unida sin escarceos históricos que la puedan romper, sino también el futuro de Rusia y tal vez el de Euroasia.

El líder de la oposición en Ucrania, Víctor Yushenko, es el ganador de las elecciones presidenciales, celebradas en la fecha, y vigiladas por más de 12.000 observadores internacionales, al aventajar en 7,80 puntos porcentuales (2,2 millones de votos) a su rival, Víctor Yanukovich, al término del escrutinio, informó hoy la Comisión Electoral Central (CEC). El este rusófono admite con resignación la victoria del candidato prooccidental. Yushenko intentará obtener más poder presidencial en la nueva etapa política. Una revolución y un mes y medio de lucha pacífica en la calle han sido necesarios para terminar con la era Kuchma, el impopular presidente ucraniano, que no ha conseguido imponer a su delfín al frente del país.

Yushenko jura la presidencia de Ucrania y nombra a Yulia Timoshenko primera ministra. La revolución naranja se convierte en un referente para otros países ex comunistas.

Yushenko anuncia que dará marcha atrás a las privatizaciones fraudulentas del gobierno anterior.

Encuentro de PUTIN con su homólogo ucraniano, Viktor Yushenko, que se ha saldado con muy buenas palabras, pero sin resultados concretos. Al Kremlin le interesa saber la posición del nuevo Ejecutivo de Kiev (Ucrania) porque esto resulta de vital importancia en uno de los grandes proyectos de Putin en materia económica: crear una unión comercial entre los cuatro países más importantes de la Comunidad de Estados Independientes (la CEI, que agrupa a todas las ex repúblicas soviéticas salvo las bálticas). La exclusión de Ucrania dejaría a Rusia, Bielorrusia y Kazajstán sin un socio con un peso importante. Pero si Yushenko dice que sí, Putin le habrá dado un impulso casi decisivo a su idea. Yushenko ha mantenido que Ucrania no se integrará en ninguna organización que interrumpa el deseo de su Gobierno de convertirse en socio de la Unión Europea. Pero el proceso de integración queda todavía muy lejos en el horizonte. Por eso no es raro constatar cierto cambio en la actitud del ahora presidente del país, respecto a cuando lideraba la oposición contra el presidente Leonid Kuchma.

En Ucrania, Yuschenko destituye al Gobierno de Timoshenko, por un escándalo de corrupción.