El 9 de agosto de 1999 el presidente de Rusia, Borís YELTSIN, destituye a Serguéi STEPASHIN y nombra primer ministro al director del Servicio Federal de Seguridad, Vladímir PUTIN, a quien presenta como su candidato para las presidenciales del año 2000. PUTIN es ratificado por la Duma el día 16 de ese mes. Coincidiendo con su designación, los rebeldes de la república rusa de Daguestán, que pocos días antes han iniciado un movimiento secesionista, declaran la creación de un Estado islamista en ese territorio.

Aunque en las elecciones legislativas, celebradas el 19 de diciembre de ese año, en Rusia, vuelve a vencer el Partido Comunista, con un 24,2% de los votos emitidos, el partido de PUTIN, Unidad, obtiene el 23,3% y el segundo puesto.

De manera inesperada, cuando la guerra en Chechenia ha llegado hasta Grozni, YELTSIN, presidente ruso, presenta su dimisión el último día de 1999 y, de acuerdo con la Constitución, PUTIN, en tanto que primer ministro, se convierte en presidente interino. De este modo, la guerra de Chechenia pasa a convertirse en prioridad absoluta para el ejecutivo ruso, si bien la semana previa el Ejército ruso ha recibido ya la orden de tomar la capital de Chechenia. Los independentistas chechenos, unos 2.000, oponen una encarnizada resistencia al avance de las tropas rusas hacia el centro de Grozni. En diciembre MASJADOV abandona Grozny y con los restos del mando checheno establecerá sucesivos cuarteles generales.

Yeltsin renuncia a su cargo el 31 de diciembre de 1999, nombrando a Vladimir Putin como presidente interino hasta que se realicen las nuevas elecciones, el 26 de marzo del 2000.

La nueva administración rusa de Vladímir PUTIN rechaza los insistentes llamamientos para un arreglo negociado que lanza MASJADOV desde su refugio por considerarle un presidente ilegítimo y carecer de ascendiente sobre los comandantes guerrilleros, situándole en la categoría de mero terrorista. Así, la Fiscalía General rusa acusa a MASJADOV de “genocidio” por la muerte de cientos de soldados federales y el 18 de febrero le abre cargos por organizar una rebelión armada e intentar alterar por la fuerza el orden territorial de la Federación de Rusia, en referencia a las incursiones de Daguestán dirigidas por BASAIEV, el cuál, por su parte, amenaza a MASJADOV con represalias contra su familia si cede a la tentación de negociar con los rusos.

El 26 de marzo tienen lugar las elecciones presidenciales en Rusia, en las cuales vence PUTIN, que acapara los cargos de primer ministro y de presidente interino de la República, con el 52,64% de los votos, en tanto que el segundo candidato más votado es el dirigente comunista Ziugánov, que obtiene el 29,34 por ciento. Sin necesidad de disputarse una segunda vuelta, PUTIN asume de inmediato la jefatura del Estado en su calidad de presidente electo.

Con paradero y desenlace personal inciertos, MASJADOV ha anunciado una larga guerra de guerrillas cuyos sucesivos episodios de emboscadas y atentados suicidas, extraordinariamente mortíferos para las fuerzas federales, han cuestionado la proclamada victoria rusa y han dañado la imagen del Gobierno de PUTIN. El 7 de julio la dirección político-militar separatista, compuesta por el Gobierno, el Parlamento y el Comité de Defensa de Chechenia, le concede poderes extraordinarios mientras dure la guerra.

Se hunde, en la fecha, hasta 108 metros de profundidad, el submarino nuclear ruso “Kursk” con sus 118 tripulantes a bordo después de hacer explosión su santabárbara, circunstancia que el Ejército ruso disimuló con declaraciones e hipótesis absurdas. La presencia de dos reactores nucleares en el submarino, ha hecho adquirir al presidente Pútin un compromiso público de “hacer todo lo posible” por rescatar todos los cuerpos de los tripulantes. Posteriormente, quedará señalado el 15/9/2001 como fecha en la que se prevé remontar el submarino de 18.000 toneladas. Para ello se ha contratado a una empresa holandesa de ingeniería llamada Mammoet, que tomó ese nombre tras transportar en helicóptero un Mamut, encontrado en un enormo bloque de hielo de la región siberiana.

Los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Jiang Zemin, firman en Moscú un acuerdo de “buena vecindad, amistad y cooperación” que es un hito más en su proclamada “asociación estratégica”, iniciada por Mijail Gorbachev y Deng Xiaoping en mayo de 1989. Desde que en mayo de 1989 se formalizó en Pekín el fin de la guerra fría en el “frente oriental”, los dos países han estrechado sus relaciones económicas y políticas, subrayando siempre el carácter “no militar” de su “alianza estratégica”. Eso no impide que Rusia y China mantengan una posición común contra el proyecto del escudo antimisiles estadounidense, rechacen el hegemonismo de Washington en beneficio de un “mundo multipolar”, con varios polos mundiales en diálogo, y condenen el nuevo discurso del intervencionismo imperial “encubierto bajo conceptos como el de intervención humanitaria y soberanía limitada”, señala la declaración conjunta.

La autoridades rusas deniegan al Dalai Lama -que reside en la India pero es a la vez el líder espiritual y nacional del Tíbet- el visado de tránsito necesario para efectuar una visita a Mongolia. La medida parece un tributo de Moscú a las buenas relaciones de Rusia con China, cuyas autoridades son extremadamente sensibles a todo lo relacionado con los nacionalismos tibetanos y uigur. Parece ser que ya el mes pasado el Dalai Lama tuvo que cancelar otros viajes por el mismo motivo. Rusia mantiene una estrecha relación con China, sobre todo desde el enfriamiento de relaciones con EEUU. a causa del contencioso del escudo antimisiles, tema en el que Pekín y Moscú coinciden. Los presidentes Putin y Jiang Zemin celebrarán este año tres cumbres.