En el Congreso de Viena, en la fecha, se crea el Reino Unido de los Países Bajos. Para ello, se crea el estado de Bélgica en buena parte por influencia de Inglaterra, uniendo Valonia, una región de lengua y tradición cultural francesa, y Flandes, una región de lengua neerlandesa pero separada de los «Países Bajos» por la religión, pues los flamencos son católicos y los holandeses protestantes. Al crearse el nuevo Estado de Bélgica, la diferencia lingüística no parece problemática, pues tanto en Valonia, donde la lengua popular es un dialecto francés conocido por el valón, como en Flandes la lengua culta es el francés académico y ésta es también la lengua usual de la burguesía. A pesar de que Holanda y Bélgica no tienen intereses comunes ya que los holandeses que son de tradición comercial, prefieren una economía librecambista y en cambio, los belgas, reclamarán, sin duda, fuertes tasas aduaneras para proteger su agricultura y su industria, se unen Bélgica con Holanda para formar el Reino Unido de los Países Bajos. Dicho de otra manera, este Reino queda compuesto por lo que hoy viene a ser el Benelux, es decir Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
REINO DE LOS PAÍSES BAJOS (1815 -… )
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Guillermo I es nombrado primer rey del recién creado Reino de los Países Bajos.
GUILLERMO Federico, hijo de Guillermo V de Nassau –el estatúder que fue expulsado por los franceses en 1795- será nombrado el primer rey (1815-1840) del Reino de los Países Bajos. Le correspondería, pues, reinar como Guillermo VI, pero como los Países Bajos, en este momento, se constituyen en reino, se convierte en el rey GUILLERMO I. Y es que este momento supone para los Países Bajos el inicio de una nueva etapa en su historia o al menos así lo creen ellos, por lo que empiezan a numerar a sus reyes otra vez desde el primero. La casa de Orange-Nassau ha continuado reinando desde entonces, desde el rey Willem I (Guillermo I) hasta la reina Beatriz.
Se aprueba en el reino de los Países Bajos una Constitución que recoge las disposiciones de la de 1814.
Se aprueba en el Reino de los Países Bajos una nueva constitución que recoge las disposiciones de la de 1814, estipulando la alternancia del gobierno entre Bruselas (Países Bajos del sur) y la Haya (Países Bajos del norte). Pero el gobierno que se nombra favorece económicamente a la región del norte y declara el holandés lengua oficial, para descontento de los del sur que son parcialmente francófonos. Por otra parte, en la región del norte son protestantes, y en la del sur católicos. Éstos, los belgas, están en contra de la igualdad de las religiones como está estipulado en la nueva Constitución de 1814. También se dota al nuevo Estado de un Parlamento bicameral, al que sin embargo se le da muy poca competencia en la gestión del país. El rey nombra a los integrantes del Senado. Se elige el Congreso y está formado por la misma cantidad de miembros del Norte que Sur. Además, se juntan las deudas públicas de ambos países pero la deuda del Norte es mucho mayor. GUILLERMO I se considera como un déspota ilustrado. En el Norte lo aceptan, pero en el Sur no. Este carácter le lleva a reinar por Reales Decretos, que no tienen que presentarse ante el Parlamento, lo cual le hace perder aún más credibilidad.
Surinam es restituido por los ingleses a los holandeses.
Surinam es restituido por los ingleses a los holandeses.
Hortensia, reina de Holanda, madre del futuro emperador Napoleón III de Francia, se exilia a Suiza con sus hijos.
La reina de Holanda, Hortensia, madre del que será emperador Napoleón III de Francia, se exilia a Suiza con sus hijos y compra, en 1817, el castillo de Arenenberg (Suiza), que domina el lago de Constanza.
El británico Thomas Stamford Raffles toma el control de Singapur.
En 1819, el británico Thomas Stamford Raffles toma el control de Singapur para hacer frente a la dominación comercial holandesa en la región.
En 1830, en Indonesia, los holandeses ponen fin al último levantamiento nativo contra su dominio.
En 1830, en Indonesia, los holandeses ponen fin al último levantamiento nativo contra su dominio.
Las reivindicaciones autonomistas dan paso, en los Países Bajos del sur, a la voluntad de secesión.
La unión de los Países Bajos del norte y lo del sur se mantiene por poco tiempo, es muy artificiosa, gestándose contradicciones, rivalidades económicas y comerciales, más las problemáticas religiosa y lingüística. El poder político está en manos de los neerlandeses, pese a que los belgas constituyen la mayoría de la población. Éstos ven necesario romper su dependencia. Cuando llegan a oídos de los belgas noticias de la Revolución francesa del mes de julio, no quieren quedarse atrás. A las pocas semanas, en la fecha, las reivindicaciones autonomistas dan paso a la voluntad de secesión. El gobierno holandés reacciona con el envío de un ejército, pero sus esfuerzos para mantener la unidad fracasan. El dominio de Valonia (sur de Bélgica) sobre Flandes (norte) es total. Se rechaza todo lo que suena a holandés, empezando por la misma lengua. Se extiende entonces el uso del francés, que hasta aquel momento habla la burguesía, y el poder económico se concentra en las minas de carbón y en la industria del acero del sur.
Las provincias belgas se independizan de los Paises Bajos.
GUILLERMO I, rey de los Países Bajos, impulsa diversas reformas contrarias a la Iglesia Católica. Esta política le atrae el descontento de las provincias belgas. En efecto, el pueblo de Bruselas expulsa a las tropas holandesas y el 4 de octubre las provincias meridionales, católicas, agrícolas e industriales, pero poco interesadas por el comercio internacional y, por tanto, decididamente proteccionistas, se declaran independientes de la monarquía holandesa.
Gran Bretaña persuade al resto de Europa para que acepte la independencia belga.
Los Países Bajos realizan algunos esfuerzos para obligar a Bélgica a volverse atrás en su decisión, pero tropiezan con la oposición de Francia y Gran Bretaña, de modo que la tentativa no puede tener éxito. El 17 de octubre, los holandeses bombardean Amberes, y tras este episodio ya no hay posibilidades de reconciliación. Gran Bretaña no desea que los belgas se vuelvan en busca de ayuda hacia la Francia nuevamente revolucionaria. Así, pues, persuade al resto de Europa para que acepte la independencia belga, aunque ello contravenga las decisiones del Congreso de Viena de 1815. Rusia que puede ser la más difícil de convencer, se encuentra muy lejos, y tiene sus propias dificultades en Polonia.