Afganistán ha dejado de ser un escenario más de la Guerra fría y se ha convertido en una pieza fundamental en el tablero de las potencias regionales (Pakistán, India, Irán, Rusia, Uzbekistán) por hacerse con el control de un territorio estratégicamente situado. El presidente colaboracionista Mohammed NAJIBULLAH intenta formar un gobierno que integre a los mujaidines, pero su iniciativa fracasa y es depuesto en abril de 1992 siendo tomada la capital Kabul por los mujaidines rebeldes.

Las diversas facciones que han combatido juntas en Afganistán, durante la guerra de liberación, pero que son política y religiosamente discrepantes, intentan ponerse de acuerdo; pero muy pronto se endurecen mucho las relaciones entre las dos coaliciones principales, la fundamentalista del Hezb I Islami, guiada por Qutb ut-Din Hekmatyar, y la moderada de Ahmed Shah Massusd, apoyado también por la minoría tadjika. La lucha entre las dos facciones desemboca en una nueva guerra civil y en un nuevo éxodo de muchos afganos hacia los países vecinos.

El 25 de abril los mujaidines entran en Kabul. Inicio de la islamización del país. Entre las principales fracciones triunfantes están: El Hezb E Islami de Hekmatyar (pashtunes), el Jamiat e Islami de Masud (tadjiko), el Wahdat (hazaras) y tropas del general Dostum (ex comunista). Los vencedores tejen y destejen alianzas y guerrean entre sí. El país se hunde en el caos

En la fecha, las facciones rivales acuerdan un consejo interino para gobernar Afganistán, con Burhanuddin RABBANI (único estadista reconocido por la ONU) como presidente provisional por un periodo de dos años, pero persiste la lucha entre las fuerzas político-militares contendientes. Tales fuerzas tienen un fuerte componente étnico-religioso que comporta la desintegración del Estado en zonas regidas por señores de la guerra: los tayikos están representados por el Jamiat-Islami, partido islamista moderado dirigido por Rabbani y Massud; los hazara, musulmanes shiíes, agrupados en torno al Hizb-i Wahdat, liderado por Alí Mazarí y con el apoyo de Irán; los uzbekos, respaldados por Uzbekistán y encabezados por el Frente Nacional, del general Abdul Rashid Dostum; y, aunque en último lugar, el contingente étnico más importante, los pashtunes, agrupados (hasta el surgimiento de los talibanes en 1994) en el Hizb-i Islami, grupo islamista radical shií apoyado por Pakistán y dirigido por Gulbuddin Hekmatyar.

En la fecha, Hekmatyar jura el cargo de primer ministro del gobierno de Afganistán.

En Afganistán, en la fecha, los líderes de las facciones de la guerrilla acuerdan una constitución interina, preludio a las elecciones de 1994.

En la fecha, las luchas surgen en Kabul entre tropas leales al presidente Rabbani y las seguidoras del primer ministro Hekmatyar, apoyado por el antiguo general comunista Dostum. A finales de junio de 1994 la lucha se extenderá a otras partes de Afganistán y habrán muerto más de 2.500 personas.

La bancarrota económica en Afganistán, y el caos político y social facilita la emergencia del movimiento talibán desde la fecha. Los talibanes, grupo integrado por estudiantes del Islam (talib = estdioso del Islam) procedentes del sur de Afganistán (de la región de Kandahar) y de etnia pashtún, surgen con fuerza en agosto de 1994, aprovechando la caótica situación política generada por la lucha entre las facciones en liza. Durante los meses siguientes, avanzan en dirección a Kabul: entre noviembre de 1994 y enero de 1995 toman las ciudades de Kandahar y de Ghazni, y en febrero alcanzan los alrededores de Kabul. Rechazados por las fuerzas gubernamentales, los talibanes optan por avanzar hacia el oeste y el este, con el fin de cercar la capital. Los talibanes actúan con el visto bueno de EEUU. Para Washington, Afganistán es importante por su situación estratégica, por el posible paso de oleoductos y para poner fin al tráfico de droga. Sus antiguos protegidos ya no le sirven

Los estudiantes del Corán emergen como fuerza afgana al confirmar su control del sur pashtún y de Kandahar, donde habían empezado a ejercer funciones de seguridad para caravanas comerciales, a petición de Pakistán, y a asumir tareas de ley y orden a petición de la población civil, víctima de la guerra civil. En 1995 tomarán la ciudad de Herat, en el oeste

A lo largo de 1995, el empuje de los ‘estudiantes del islam’ continua con fuerza (toma de Herat) en Afganistán, para estabilizarse a comienzos del año siguiente. Los talibanes procederán a establecer allí donde se extienden, su visión restrictiva del islam, mediante un régimen integrista sin precedentes: radical separación de sexos en público, prohibición a las mujeres de ocupar un puesto de trabajo, persecución de actividades consideradas ‘impías’ (salas de juego, consumo de bebidas, música, teatro) y modificación de la legislación penal para aplicar leyes más severas, entre otras. Pero este movimiento es visto con simpatía por la población en la medida en que pacifica el país.