Cuando el Papa Benedicto VIII fallece, su familia conspira y soborna a algunos electores para que sea elegido como Papa su hermano menor, que en un mismo día es ordenado, consagrado y hecho papa a cambio de una importante cantidad de dinero con lo que inicia su pontificado con una de las lacras que lo definirán: la simonía. Se trata de Romano, hermano de Benedicto VIII y, por tanto, miembro también de la familia Tusculum, pero sin las virtudes de su predecesor. Elegirá el nombre de Juan XIX (1024-1032). Es un simple laico y Frenará todo lo hecho por su predecesor en su lucha contra la simonía, permitiendo todo tipo de abusos, ya que su obsesión es el dinero. No es de extrañar, por tanto, que esté dispuesto a reconocer el título de Ecuménico al Patriarca de Constantinopla a cambio de una importante cantidad de dinero. Esta postura provoca el rechazo generalizado de toda la Iglesia y JUAN XIX se ve obligado a dar marcha atrás.

En la primavera de este año es coronado en Roma por el papa JUAN XIX, el nuevo emperador del SIRG, CONRADO II de la casa de Franconia, que inicia la dinastía de los salios, y su esposa GISELA. CONRADO es un buen guerrero y político, de carácter autoritario, no tan piadoso como sus antepasados y menos respetuoso de las leyes canónicas. Disponía de la Iglesia a su antojo, favoreciendo a algunos familiares. Su política se apoyaba en los pequeños feudatarios, restando poder a los barones, duques y obispos de la alta nobleza. Bajo la Dinastía Salia que ahora empieza, el Sacro Imperio Romano Germánico absorberá el norte de Italia y Borgoña.

Fallece el papa JUAN XIX.