FÉLIX II (Antipapa) (355-365)

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El emperador CONSTANCIO II ha llegado al extremo de elevar al solio pontificio a un antipapa: Félix II


El emperador CONSTANCIO II en su empeño de desacreditar al papa LIBERIO y aprovechando la ausencia de éste porque lo tiene secuestrado, llega al extremo de elevar al solio pontificio a un antipapa. Se trata de FELIX II -antipapa- (355 -22.11.365) que es consagrado obispo en el palacio imperial por tres prelados arrianos. (Este antipapa es confundido, por error, con un S.FÉLIX mártir de Roma, siendo designado en la serie de romanos pontífices como S.FÉLIX II, produciendo un error de numeración para los papas legítimos siguientes FELIX III y FELIX IV que deberían ser II y III respectivamente).

El orden público de Roma únicamente podrá restablecerse con el regreso de LIBERIO.


CONSTANCIO se convence de que el orden público de Roma únicamente podrá restablecerse con el regreso de LIBERIO; un regreso que, tras la capitulación de éste, está dispuesto a permitir. El emperador tiene la absurda idea de que LIBERIO y FÉLIX pueden funcionar en la misma ciudad como co-obispos, lo cual no sólo es impensable desde el punto de vista canónico, sino que es, además, políticamente imposible. Aunque LIBERIO se ha desacreditado ante la Iglesia en su conjunto y es objeto de un desdén generalizado, sigue contando con la lealtad de la mayor parte del clero y los fieles de Roma. Cuando regresa en 358, se desata una reacción popular contra FÉLIX que fuerza a éste a dejar la ciudad. El grito de guerra de los romanos contra FÉLIX es: «¡Un Dios, un Cristo, un obispo!». FÉLIX, apoyado todavía por el emperador y por una minoría del clero de Roma, se instala en una ciudad periférica, mientras LIBERIO toma posesión del palacio de Letrán. De 358 a 365 en que morirá FÉLIX, habrá dos obispos en Roma.

Fallece el antipapa FÉLIX y su partido tiene el buen sentido de no asignarle sucesor.


El 22 de noviembre de 365 fallece el antipapa FÉLIX y su partido tiene el buen sentido de no asignarle sucesor, y el Papa LIBERIO se muestra benévolamente misericordioso para con el grupo que sigue al rival; de este modo, aunque son muchos los que no aprueban la benevolente conducta de LIBERIO, lo cierto es que consigue momentáneamente reconstituir la unidad del clero.