REYES FRANCOS EN PENÍNSULA ITÁLICA (Bizantinos y Roma) (774-962)

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Fallece ALBERICO II, señor absoluto de Roma.


El señor absoluto de Roma sigue siendo ALBERICO II que pone su nombre en las monedas romanas al lado del nombre del papa. ALBERICO II tiene un hijo al que llama OCTAVIANO y al que educa para ser señor de Roma, pero quiere al mismo tiempo que al poder temporal se una el espiritual y así, reúne en S. Pedro a la nobleza y clero romanos para que juren que muerto el actual papa AGAPITO II se elegirá como papa a su hijo OCTAVIANO… (Juan XII) como así ocurrirá. ALBERICO II fallece en la fecha.

Los reyes de Italia BERENGARIO II y su hijo ADALBERTO otorgan a Génova ciertos privilegios.


En el año 958 los reyes de Italia BERENGARIO II y su hijo ADALBERTO otorgan a Génova ciertos privilegios, los primeros que recibe un municipio italiano. Estos privilegios marcan un inicio de independencia de la ciudad dentro del reino de Italia y se puede considerar como inicio de la República. Entre los privilegios concedidos están la inmunidad del territorio de la ciudad, así como las posesiones de sus habitantes, con lo que a partir de entonces los representantes de la monarquía tienen prohibida la entrada en las casas de los habitantes de la ciudad o exigirles alojamiento o manutención durante sus visitas oficiales. Finalmente se constituye en comuna independiente a finales del siglo XI o principios del XII. Las invasiones árabes provocan un declinar de comercio en todas las ciudades comprendidas en el arco costero entre Barcelona y Roma. Tras la expansión árabe, Génova tiene que limitar sus intercambios comerciales a los que se pueden lograr con la navegación costera.

El papa JUAN XII corona a OTÓN como emperador y a Adelaida de Italia como emperatriz.


Desvanecido el Imperio Carolingio, el autoproclamado -desde 950- rey de Italia, BERENGARIO II, amenaza las posesiones eclesiásticas. El papa JUAN XII requiere el amparo del rey de Alemania OTÓN I, prometiéndole a cambio la corona imperial, en una especie de repetición de la escena representada por León III y Carlomagno ciento cincuenta años antes. Hay, sin embargo, una significativa diferencia: aunque los delegados papales transmiten a OTÓN I el mensaje del papa, también le hacen saber que desaprueban su conducta. No obstante, OTÓN I acepta de buen grado la invitación, pues esto es exactamente lo que desea. Llega a Italia con sus bien armadas tropas y no tiene ninguna dificultad en someterla a su control. OTÓN el Grande doblega al hostigador -BERENGARIO- y entra triunfante en Roma.