La suerte del régimen militar en Brasil está prácticamente echada. El gobernador de Minas Gerais, Tancredo de Almeida NEVES, ha sido el gran articulador del frente de oposición al régimen. Fracasada la campaña popular pro elecciones directas en 1984, la oposición puede triunfar en el Colegio Electoral gracias a la división del partido oficialista. Tancredo NEVES es designado presidente y José Sarney hasta pocas semanas antes presidente del partido de gobierno, vicepresidente. NEVES anuncia planes para instaurar un nuevo orden social: la Nueva República.
BRASIL
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En Brasil, José SARNEY toma definitivamente el cargo de presidente.
Se trata de asentar las bases de la democracia política en Brasil y corregir algunas distorsiones del desarrollo reciente del país. En ese marco, la reforma agraria, la renegociación de la deuda externa y la recuperación del crecimiento económico son considerados los medios más eficaces para la plena democratización y modernización del país. En vísperas de asumir el cargo, la tarde del 14 de marzo de 1985, Tancredo NEVES debe ser hospitalizado de urgencia y sometido a una intervención quirúrgica. José SARNEY toma posesión del cargo en su lugar, como presidente interino, y asume definitivamente el poder al morir NEVES, el 21 de abril de 1985.
En Brasil, el presidente SARNEY legaliza los partidos comunistas y otras organizaciones de izquierda.
En Brasil, el presidente SARNEY legaliza los partidos comunistas y otras organizaciones de izquierda, algunas proscriptas de la vida nacional desde hace 20 o incluso 40 años. Por otra parte, el proceso de redemocratización cobra contornos aún más definidos con la aprobación de las elecciones directas para presidente de la República y prefectos de las capitales, además de la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente para enero de 1987 y el reconocimiento del derecho al voto de los analfabetos.
En Brasil, SARNEY decreta la moratoria de la deuda externa junto con el lanzamiento del Plan Cruzado para combatir la inflación.
En Brasil, SARNEY decreta la moratoria de la deuda externa en 1986, junto con el lanzamiento del Plan Cruzado con el que se pretende combatir la inflación. Los resultados del plan, a corto plazo, son positivos, provocando un auge del consumo y del crecimiento económico. Esa prosperidad momentánea coincide con las elecciones parlamentarias de noviembre de 1986, en las cuales el PMDB obtiene una victoria abrumadora. El Congreso que resulta electo tiene el cometido de redactar una nueva Constitución que inaugure el retorno a un régimen democrático. La Constituyente establece el mandato de José SARNEY en cinco años, después de grandes presiones del Ejecutivo tendentes a neutralizar la corriente que desea cumplir con el compromiso de Tancredo Neves, de reducir el mandato a cuatro años. Pero el Plan Cruzado no puede sostenerse sin un combate contra la gran especulación y sin poner coto a las presiones del sector financiero. Dos días después de las elecciones llega a su fin la congelación de precios y la inflación vuelve a dispararse a cifras de dos dígitos mensuales. Las metas de la anunciada reforma agraria son reducidas poco a poco.
Asesinato de Chico Mendes que hace pública a nivel internacional la situación en el Brasil.
La violencia contra las organizaciones sociales de base continuó una vez reinstaurada la democracia en Brasil. En diciembre de 1988, el asesinato de Chico Mendes hizo pública a nivel internacional esta situación. Mendes era el líder del movimiento que nuclea a los seringueiros (extractores del caucho) y a grupos indígenas de la Amazonia en lucha por la preservación de la selva y su derecho a vivir y a trabajar en ella.
Collor de Mello, un político joven que hizo su carrera a la sombra del régimen militar, resulta elegido presidente de Brasil.
En noviembre y diciembre de 1989 se realizaron las primeras elecciones directas para la presidencia de la República en 29 años. Cerca de 80 millones de electores concurrieron a las urnas. En la primera vuelta los más votados fueron Fernando Collor de Mello, candidato de las fuerzas conservadoras, y Luiz Inacio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores. Collor de Mello, un político joven que hizo su carrera a la sombra del régimen militar, resultó electo en la segunda vuelta con 42,75% de los votos válidos contra 37,86% de su oponente.
Collor de Mello nuevo presidente de Brasil, anuncia el Plan Brasil Nuevo que fracasará.
Al asumir el cargo de presidente del país el 16 de marzo de 1990, Collor de Mello anuncia el Plan Brasil Nuevo, un intento de contener la espiral inflacionaria a través de la confiscación del 80% de los activos financieros que circulan en la economía del país. Collor adopta el modelo neoliberal de apertura de la economía, con la privatización de empresas estatales y la reducción de las barreras arancelarias para el ingreso de productos extranjeros. Pero fracasará en el control de la inflación y en detener la recesión y el desempleo.
En Brasil, una política de depredación no permite la regeneración de los recursos naturales, lo que conduce a su agotamiento.
Al mismo tiempo, las poblaciones indígenas son amenazadas constantemente por el progreso, que ha producido epidemias, el desgaste o la pérdida de sus recursos naturales, la contaminación y el deterioro sistemático de su calidad de vida. Muertes por enfermedades, asesinatos y otras agresiones cometidas por buscadores de metales y la policía, así como la tendencia a evitar tener hijos por sentirse amenazados y altísimas tasas de suicidio, están exterminando las poblaciones indígenas brasileñas. La desaparición de las culturas indígenas está asociada con la acelerada destrucción de la selva tropical, con el fin de explotar su riqueza minera y maderera, para transformarla en áreas de pastoreo o para la minería, en particular la del oro, que envenena los ríos con mercurio. Esta política de depredación no permite la regeneración de los recursos naturales, lo que conduce inevitablemente a su agotamiento.
Los mandatarios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay dan vía libre a la creación de Mercosur.
En Río de Janeiro, más de 350 niños de la calle fueron asesinados en 1991.
Junto al complejo panorama económico, el gobierno debió enfrentar una crítica situación social y un aumento notorio de la violencia. En Río de Janeiro, más de 350 niños de la calle fueron asesinados en 1991. La comisión parlamentaria creada para investigar estos hechos calculó en más de 5.000 los menores muertos de esa forma en el país en tres años. La misma comisión denunció que la persecución de niños sin hogar calculados en siete millones por el Centro Brasileño de Infancia y Adolescencia era ejercida por grupos parapoliciales financiados por comerciantes.