Los cuarteles disciplinarios de Estados Unidos de Alcatraz son adquiridos por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos el 12 de octubre de 1933 y la isla se convertirá en una prisión de la Agencia Federal de Prisiones en agosto de 1934. Durante los 29 años que estará en uso, por la cárcel pasarán célebres criminales como Al Capone, Robert Franklin Stroud (el “Hombre Pájaro de Alcatraz”), Bumpy Johnson, James “Whitey” Bulger y Alvin Karpis, quien pasará más tiempo en Alcatraz que cualquier otro recluso.

Al Capone es encontrado culpable en cinco de los 23 cargos y sentenciado a 11 años en una prisión federal. En un principio es enviado a una prisión de Atlanta en 1932. Sin embargo, el ganster aún es capaz de controlar la mayoría de sus negocios desde este centro, y se ordena su traslado a la isla prisión de Alcatraz en Agosto de 1934. Aquí, Capone es vigilado estrictamente y tiene prohibido cualquier contacto con el exterior. Al revocarse la “ley seca” y con su líder bajo confinamiento, el imperio de Capone pronto comienza a debilitarse.

A mediados de los años 30, estando en Alcatraz, Capone comienza a mostrar signos de demencia, probablemente a causa de una sífilis sin tratar, que le ha contagiado una prostituta siendo aun joven. Pasa gran parte de sus últimos años de reclusión en el hospital de la prisión y finalmente es liberado el 16 de noviembre de 1939.

Durante sus 29 años de funcionamiento, la penitenciaría de Alcatraz en EEUU. Alegará que ningún preso ha escapado con éxito. 36 presos habrán participado en 14 intentos, dos personas lo intentaron dos veces; siete murieron y dos se ahogaron. La escena más violenta se produce el 2 de mayo de 1946, cuando un intento fallido de fuga de seis presos da lugar a la denominada “Batalla de Alcatraz”.

La noche del 11 de junio de 1962, Frank Lee Morris, preso en Alcatraz y tres presos más deciden ejecutar su plan de huida que llevan preparando desde el pasado mes de mayo. En efecto, cada uno de ellos, mediante utensilios como cortauñas y demás útiles comunes modificados para erosionar el cemento, consiguieron extraer la rejilla de ventilación de las respectivas celdas y agrandar el agujero para salir por él. Se las ingeniaron para confeccionar salvavidas, una balsa a partir de trozos de impermeables pegados y un conjunto de cabezas, réplicas de las suyas propias, elaboradas con yeso y pelo humano procedente de la barbería de la prisión, con las que confundirían a los guardias nocturnos colocándolas adecuadamente en las camas mientras exploraban las galerías en búsqueda de una ruta de escape que recorrerían el día de la fuga. Los cuatro presos dispusieron en reunirse en el pasillo de mantenimiento. La fuga debía ser conjunta, en un grupo de al menos dos personas, ya que había algunos obstáculos que para superarlos era imprescindible la colaboración de un segundo miembro.

Al llegar la hora de la fuga de los cuatro presos de Alcatraz, uno de ellos, llamado Allen West, impedido por la rejilla a la que se cree no ha sabido atravesar, o paralizado por el miedo, arriba tarde hacia el punto de encuentro, y viendo que sus compañeros ya se han marchado, se ve obligado a retornar hacia su celda. Los fugados, tras salir al pasillo de mantenimiento, acceden al tejado de la prisión a través de una salida de ventilación. Una vez en el exterior, andan a hurtadillas por el tejado teniendo que superar varios obstáculos hasta conseguir salir del recinto y llegar a la orilla del mar. Una vez allí inflan la balsa con un acordeón y un sistema de válvula hecha con una pelota de ping pong en una botella, y se alejan impulsados por sus propias piernas. El FBI lleva a cabo una de las más grandes búsquedas de su historia por los alrededores de la prisión, y en especial en la bahía de San Francisco. Las autoridades concluyen que los reclusos han muerto ahogados, aunque sus cuerpos nunca serán hallados. La prisión de Alcatraz será cerrada menos de un año después.

Se cierra definitivamente la prisión de Alcatraz, localizada en la bahía de San Francisco (EEUU). El último preso en abandonar el penal es Frank Watherman  y declara su satisfacción por el cierre: “Alcatraz nunca hizo ningún bien a nadie”.