Durante estos años parece que la unidad entre Roma y Constantinopla se vuelva a restablecer. El nuevo emperador CONSTANTINO IV pide al papa que convoque un concilio que resuelva definitivamente la cuestión del monotelismo. El papa AGATÓN I convoca previamente un sínodo en Roma para fijar la postura de Occidente. Asisten 125 obispos, se condena el monotelismo y se confirma la doctrina ortodoxa: en Cristo se dan dos operaciones y dos voluntades.

Se convoca el III Concilio de Constantinopla (6º Concilio Ecuménico) (7/11/680-16/9/681). En él se acepta de forma total y definitiva lo concluido en el concilio de Letrán, aceptándose también la constitución del papa AGATÓN, que condena el monotelismo (una sola voluntad en Cristo) y el monoenergismo (una sola operación o energía) y reafirma la primacía del obispo de Roma sobre toda la Iglesia: “¡Pedro ha hablado por boca de Agatón!”. Los autores de las herejías son excomulgados. El Concilio se reúne en una sala del palacio imperial que de la forma de su cúpula llamada “trullos” toma el nombre la reunión conciliar o sínodo trullano. El Concilio está presidido por los legados pontificios y el patriarca Jorge y lo constituyen 174 obispos orientales. El emperador asiste a las once sesiones primeras.

LEON II -papa- (17.8.682 – 3.7.683). Fue elegido a la muerte de AGATÓN, pero consagrado ocho meses más tarde por no haber sido confirmado antes por el emperador CONSTANTINO IV Pogonato. Ratificó lo acordado en el concilio de Constantinopla que condenó definitivamente el monotelismo, haciendo traducir del griego al latín sus conclusiones. Sin embargo, excluyó el nombre de Honorio de entre los condenados como herejes, manteniendo la admonición por no haber mantenido la pureza de la fe. Durante su pontificado volvió a su jurisdicción papal la sede de Rávena, separada de Roma por el emperador Constante II.

BENEDICTO II -papa- (26.6.684 – 8.5.685). Elegido a inicios de julio del 683, tuvo que aguardar casi un año antes de ocupar el trono papal a la espera de la confirmación imperial. Conseguirá de CONSTANTINO IV la derogación de la ley que dispone que el papa no puede ser consagrado hasta no recibirse en Roma la confirmación del emperador. Será suficiente la confirmación del exarca de Italia. Restaurará varias iglesias romanas, reorganizará el diaconado y realizará algunas reformas en la estructura eclesial. Condenó enérgicamente el monotelismo.

El emperador JUSTINIANO II es derrocado y asesinado por el usurpador FELIPE BARDAS (711-713) quien convoca un Concilio para restablecer el monotelismo.

El Papa CONSTANTINO condena sin paliativos la convocatoria del Concilio para restablecer el monotelismo efectuada por FELIPE BARDAS y en todo momento se enfrenta al usurpador del trono de Bizancio.

FELIPE BARDAS es expulsado del trono del Imperio bizantino por ANASTASIO II (713-716). El nuevo emperador se apresura a condenar el monotelismo y a restablecer la ortodoxia en el Imperio.