El gobierno soviético divide, en la fecha, el norte del Cáucaso de acuerdo a criterios étnicos. La República Soviética de las Montañas, creada en 1920 es abolida. Chechenia pasa a ser, en la fecha, una región autónoma.

Durante la década de 1930 los dirigentes soviéticos obligan a parte de la población chechena a ingresar en granjas colectivizadas e imponen limitaciones a las prácticas religiosas. Los habitantes sufren con estas políticas, por lo que optan por luchar por sus creencias y su tradicional forma de vida.

El 15 de enero de 1934, los chechenos y los ingushes son obligados a integrarse en una sola república Checheno (Chechenia) -Ingush (Ingushetia), dentro de la Unión Soviética: la República Socialista Soviética de Chechenia-Ingushetia. A pesar de una apariencia de autogobierno, Chechenia continúa gobernada desde el Kremlin. En este sentido, poca diferencia entre la URSS y el antiguo imperio de los zares.

El régimen comunista supone para Chechenia una profunda transformación económica y social. En contraste con el pasado se alfabetiza a la población, se dan pasos hacia la emancipación de las mujeres, se crean hospitales y se introduce la electricidad. En términos industriales, la zona puede beneficiarse de la explotación del petróleo. Sin embargo no todo son actuaciones positivas. En el terreno de la agricultura, los campesinos vieron sus tierras colectivizadas a la fuerza. Mientras tanto el desarrollo de los núcleos urbanos hace entrar en crisis la sociedad tradicional, basada en la tribu y el clan.

En 1944, STALIN decide suprimir la república de chechenos e ingushes, en represalia por la presunta “colaboración masiva” de estos pueblos con los invasores alemanes. En efecto, durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis invaden la zona y prometen reconocer su soberanía a cambio de obtener el respaldo de la población local. Pese a que no existen pruebas de que este apoyo llegue a materializarse, el dictador soviético Stalin acusa a los chechenos y a los ingushes de colaboracionistas. En la fecha, da la orden de deportación. Unos 387.000 chechenos y 91.000 ingushes con sus pertenencias son deportados a Asia Central. Su territorio y sus recursos se distribuyen entre los pueblos vecinos y los nuevos colonos rusos. Dos pueblos son arrancados de su tierra. Toda referencia a Chechenia es eliminada de mapas oficiales, libros y enciclopedias. Se calcula que el 45% de la población deportada muere durante la gigantesca operación y los años posteriores. La propia NKVT, policía secreta, reportará 144.704 muertos en la operación de deportación. Miles de cadáveres arrojados a los lados de las vías férreas serán el macabro vestigio de aquella operación.

En la fecha, un decreto de Kruschev amnistía a los chechenos y restablece la República de Chechenia-Ingushetia, permitiéndolos regresar a sus hogares, lo que en grandes rasgos se efectuará en 1959. Pero el gobierno soviético continuará con su política centralista. Las culturas de los pueblos no rusos encontrarán dificultades para expresarse libremente y las lenguas autóctonas experimentarán una situación de retroceso.

En los primeros años de la perestroika, en Chechenia se producen tímidos cambios impulsados desde el Kremlin, pero no conllevan alternancias en el ejercicio del poder. Doku Zavgáev, presidente prorruso de la región, es en este momento el hombre fuerte de la república. Los chechenos impulsan la formación de la Confederación de los Pueblos Montañeses del Cáucaso (CPMC), una organización de carácter pancaucásico, que experimentará una rápida transformación y pasará de ser una simple asociación cultural a convertirse en una formación básicamente política, dotada incluso de milicias armadas. La CPMC desempeñará un importante papel en los conflictos del Cáucaso Norte y en la Transcaucasia.

Chechenia-Ingushetia se apunta al resurgir nacionalista y proclama su soberanía. Los dirigentes locales exigen de Moscú el reconocimiento como república federada. El único apoyo exterior de los chechenos proviene de los musulmanes que llegan desde diferentes países para combatir por su causa. Entre ellos destacan los miembros del movimiento wahabí (interpretación ultraortodoxa y beligerante del sunismo que es, por ejemplo, la fe dominante en Arabia Saudí. Los wahabíes son, pues, suníes fundamentalistas). El objetivo del movimiento wahabí, es instalar un único gobierno islámico en las tres repúblicas del Cáucaso -Ingushetia, Chechenia y Daguestán- como trampolín para luego ir añadiendo otra regiones de Rusia. Pero lo primero es lograr arrebatárselas al Gobierno de Moscú. Y en esto coinciden con los intereses de los independentistas chechenos.

El 15 de septiembre, con el visto bueno de Moscú, que vislumbra la ocasión de librarse de la vieja guardia, el Congreso Nacional del Pueblo Checheno ordena la disolución del Parlamento, destituye a su presidente y crea un Consejo Supremo Provisional, que asume el poder hasta la celebración de elecciones. No habrá resistencia.

En los comicios del 27 de octubre de 1991, Yojar DUDAYEV en Chechenia obtiene el 85% del respaldo popular -53% de participación (los chechenos)- y es nombrado presidente de la República. DUDAYEV, es un militar soviético veterano de Afganistán, y ha sido comandante en jefe de la base de bombarderos nucleares en Estonia (1987-1990). Los ingushes no participan en las elecciones. El Kremlin no reconoce los resultados electorales.