La desestalinización comienza en seguida después de la muerte de Stalin, en marzo de 1953. En junio detienen a su policía, el mengrelo Lavrenti Beria, y en agosto Malenkov acuña el concepto “coexistencia pacífica. El  8 de septiembre, Nikita KRUSCHEV es elegido primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), compartiendo el poder con una dirección colegiada del Presidium del partido formada por Malenkov, Bulganin, Molotov y el propio KRUSCHEV. El nuevo pacto tácito entre ellos es el de poner fin a la práctica de la eliminación física del adversario con la que han convivido tantos años. El escritor Ilia Ehrenburg bautiza todo ello como el “deshielo”.

Tras la muerte de Stalin se produce, bajo el mandato de Nikita Kruschev, un cambio de política sobre la represión de disidentes a la política oficial de Stalin y W?adys?aw GOMULKA, tras ser puesto en libertad en 1954, será rehabilitado políticamente dos años después.

En 1954, el poder central soviético, encabezado por Nikita Khruschev, ex primer secretario del PC ucraniano y entonces máximo dirigente del PC de la Unión Soviética (PCUS), entrega a Ucrania la región de Crimea. La historia de Ucrania desde este punto hasta 1991, esencialmente, es paralela a la de la Unión Soviética hasta su desaparición.

Tras la visita de KRUSCHEV a Polonia y después de numerosas protestas obreras, GOMULKA es nombrado Secretario general del Partido Comunista, permitiendo Moscú la adopción de políticas internas propias. Así, Wladyslaw GOMULKA, acusado hace unos años por los soviéticos de defender una línea nacionalista, aprovecha el cambio para reducir la dependencia de la Unión Soviética, amnistiar gradualmentelos a los presos políticos, excarcelar al Primado de Polonia, renunciar a la colectivización forzosa de la agricultura y permitir un desarrollo limitado del sector privado. Todos estos hechos se conocerán como el “Octubre polaco”.

En la URSS, Se han empezado a abrir los campos, decenas de miles de presos han regresado a sus casas. Ha comenzado, también, una distensión con la Yugoslavia de Tito y con Occidente. Pero todo esto no se institucionaliza hasta el XX Congreso del PCUS, abierto en Moscú el 14 de febrero de 1956 y concluido doce días después. En un informe público se criticará severamente a Stalin. Es el principio de la desestalinización. Su protagonista es Nikita Kruschev, un típico campesino ruso – un mujik-por su astucia, inteligencia y también por su humanismo simplón, que tan decisivo resultará. Junto con Gorbachov, Kruschev será el gran reformador soviético.

Durante una sesión cerrada de aquel congreso, la mañana del último día, Kruschev pronunció su “discurso secreto”, denunciando toda una serie de crímenes cometidos por Stalin y lo que llamó el “culto a la personalidad” que se había creado en su época. No lo dijo todo pero sí lo suficiente como para conmocionar aquel foro. El discurso, que se publicó un mes después con recortes, causó una enorme impresión a los delegados, la mayoría de los cuales habían llorado sinceramente la muerte del caudillo tres años antes. El sentir general era de incredulidad. Jruschov utilizó el impacto de la denuncia de Stalin para conquistar el liderato, algo que no consiguió hasta 1957 y que duraría solamente siete años. Tras el XX Congreso, la URSS dejó de ser un país que encarcelaba y ejecutaba a sus ciudadanos en una medida masiva. Siguió sin ser un país libre, pero su sociedad se hizo mucho más relajada, segura y estable. Aquel congreso abrió una época de esperanzas que fueron multiplicadas por la descolonización y la aparición del Tercer Mundo, nuevo factor político que la URSS amparó.

En la fecha, un decreto de Kruschev amnistía a los chechenos y restablece la República de Chechenia-Ingushetia, permitiéndolos regresar a sus hogares, lo que en grandes rasgos se efectuará en 1959. Pero el gobierno soviético continuará con su política centralista. Las culturas de los pueblos no rusos encontrarán dificultades para expresarse libremente y las lenguas autóctonas experimentarán una situación de retroceso.

China parece más preocupada que la URSS en la aplicación de los acuerdos de Ginebra. En efecto, en diciembre de 1956, Pekín propone una nueva conferencia sobre Indochina mientras Kruschev planteará en enero de 1957 la admisión simultánea de ambos Vietnam en la ONU.

En Hanoi se debate la actitud a seguir ante la radicalización de la oposición en el Sur. A fines de 1958, los maquis inician la lucha armada, liquidando a numerosos informadores a sueldo de la policía. Diem reacciona con medidas más rigurosas (ley 1959/2). El desarrollo de la insurrección fuerza a Diem a pedir dinero y armas a Washington. No los obtiene porque Eisenhower empieza a dudar y mientras habla con Kruschev no quiere agravar la situación en Asia lanzándose a una operación militar.

El 27 de noviembre de 1958, Kruschev lanza un ultimátum a las potencias occidentales sobre Berlín: o en seis meses se revisa en un sentido más favorable a la URSS que otorgue a la zona occidental el estatuto de ciudad libre, fuera del control occidental, o Moscú llegará a un acuerdo por separado con la RDA, cediéndo la plena soberanía sobre el Berlín-Este y los accesos a la ciudad. Las potencia occidentales muestran empero una postura firme a la que acabarán por transigir los soviéticos. El movimiento de fuga de la RDA sigue creciendo.