Sabiendo que su muerte puede suceder en cualquier momento, Óscar Arnulfo Romero escrito poco antes: “Mi disposición debe ser dar mi vida por Dios, cualquiera que sea el fin de mi vida, Él asistió a los mártires y si es necesario lo sentiré muy cerca al entregarle mi último suspiro… Pero más valioso que el momento de morir es entregarle toda la vida y vivir para Él y mi misión… Y acepto con fe en Él mi muerte por más difícil que sea, ni quiero darle una intención como la quisiera por la paz de mi país y por el florecimiento de nuestra Iglesia, porque el corazón de Cristo sabrá darle el destino que quiera… Me basta, para estar feliz y confiado, saber con seguridad que en Él está mi vida y mi muerte… Y otros proseguirán con más sabiduría y santidad los trabajos de la Iglesia y de la patria”.

Disuelta la Junta de Gobierno en El Salvador, se encarga de la presidencia el democristiano José Napoleón Duarte.

El 10 de enero de 1981, el Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional (FMLN) fundado en octubre de 1980 por las cuatros organizaciones “político-militares” surgidas en la década anterior y por el Partido Comunista de El Salvador, lanzan una ofensiva militar generalizada, conocida como “la Ofensiva Final”, la cual es considerada como el umbral de la guerra civil.

El enfrentamiento armado se generaliza paulatinamente en el territorio nacional. El FMLN desarrolla entre 1981 y 1983 su estrategia de “resistir, desarrollarse y avanzar”, la cual consistió básicamente en la consolidación de su retaguardia estratégica, la organización del ejército guerrillero y el inicio de una estrategia político diplomática que esbozó desde 1981 sucesivas propuestas de solución política al conflicto armado. Para entonces, el Partido Demócrata Cristiano en el Gobierno y los militares salvadoreños ejecutarían una de las guerras de contrainsurgencia más complejas y sangrientas en la historia de América Latina, guiados por la doctrina de “guerra de baja intensidad” propugnada por la Administración Reagan.

Cuando la guerra se extiende en todo el territorio de El Salvador en los años 80, el gobierno recibe ayuda civil y militar de los EEUU. (como consecuencia de la “Doctrina Reagan” contra el comunismo) para luchar sobre todo contra las guerrillas del Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí (FMLN).

Vence en las elecciones el PCN, y la Alianza Republicana, ( ARENA), dirigida por el ultraderechista D’Abuisson. Es nombrado presidente provisional de El Salvador, el banquero Álvaro Magaña (1982-1984).

Se promulga una nueva Constitución en El Salvador.

Hacia 1983 el FMLN alcanza su propósito de transformar su pequeña estructura militar y miliciana de los años setenta en un ejército guerrillero profesional, las campañas militares de ese año dan cuenta de decenas de pequeñas y medianas posiciones militares en el interior del país.

El 30 de diciembre de 1983 las fuerzas guerrilleras toman por asalto el cuartel “El Paraíso”, una de las mayores guarniciones militares del norte país, con lo cual se produce un importante cambio cualitativo en la correlación de fuerzas en la guerra. A esta operación de gran envergadura le sucederán otras de igual dimensión en los años subsiguientes. La Fuerza Armada por su parte enfrenta el reto de transformarse rápidamente de un viejo ejército convencional y represivo en una potente maquinaria de guerra irregular.

El notable avance militar del FMLN motiva un sustancial escalamiento de la participación norteamericana en la guerra civil. La Fuerza Armada salvadoreña apoyada por asesores militares norteamericanos, opera una readecuación estratégica y táctica entre 1983 y 1985 que consistirá en desarrollar una alta capacidad de movilización y concentración de fuerzas de infantería y el fortalecimiento del poder de fuego aéreo. El ejército intensifica la formación de los batallones de reacción inmediata (elites), batallones regionales (cazadores), unidades especiales y unidades de inteligencia militar, al tiempo que la fuerza aérea aumenta el número y la calidad de sus medios aéreos.