La problemática colombiana es diferente a la del resto de América Latina. Lo demuestra el triunfo arrollador de Álvaro Uribe en la primera vuelta. En tal sentido, los cantos de sirena sobre un viraje hacia la izquierda – como sucede en el resto del continente- han sido desechados por un electorado que ha convertido la votación en un plebiscito a favor del reelecto presidente. El 62% alcanzado por Uribe evidencia que los electores se han volcado por la gobernabilidad integral y por respaldar el Estado “fuerte y armado” que propugna el presidente. La barrida de Uribe se explica por el cumplimiento de sus promesas de campaña – mano dura contra la guerrilla y mejoría en seguridad- y el acertado manejo de su imagen como gobernante. Durante su mandato, los colombianos lo percibieron como un trabajador incansable que exigía eficacia a sus colaboradores, pese a que algunos hayan estado involucrados en graves escándalos.

La abstención -ya de por sí muy alta en Colombia- registró índices históricos y supera el 60 por ciento. En esta ocasión la falta de votantes no puede achacarse a la guerrilla o al clima de violencia. Los alzados en armas, que tradicionalmente intentaron sabotear las elecciones, respetaron el compromiso de no interferir en la votación y exhortaron a apoyar a cualquier candidato que no fuera Uribe. Muchos vecinos son víctimas de la catástrofe humanitaria que provoca la guerra. Y es que Colombia tiene un triste récord, al figurar, detrás de Sudán, como el país con mayor número de desplazados por la violencia. Datos facilitados por la Iglesia católica y las organizaciones no gubernamentales estiman que al menos tres millones de colombianos tuvieron que abandonar sus tierras, casas y negocios, amenazados por guerrilleros o paramilitares. Se quedaron sin nada, en la indigencia. La mayoría deambula ahora por las ciudades sin que los candidatos les hayan prestado mayor atención. Muy pocos desplazados votaron. Según un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Colombia tiene la tercera parte de los 9,2 millones de desplazados registrados en el mundo. Con tres millones de personas que tuvieron que abandonar su hogar para huir de la violencia, Colombia es el país occidental con mayor número de desplazados por un conflicto armado iniciado hace 40 años.

Con el triunfo de Uribe y el segundo lugar de Gaviria, el mapa político ha dado un viraje hacía dos tendencias claramente establecidas y muy distantes de los partidos históricos: el centroderecha uribista y el centroizquierda gavirista. En Colombia, con el contundente triunfo del conservador Álvaro Uribe en las elecciones presidenciales de hoy (62%) se termina de consolidar la desaparición del bipartidismo. Al doblar la votación de Horacio Serpa, el Polo Democrático se convierte en la segunda fuerza política del país. El bipartidismo clásico, que ha gobernado el país prácticamente desde su independencia en 1810, queda herido de muerte. El liberalismo es ahora la tercera fuerza y el Partido Conservador queda reducido a un apéndice de una coalición de cinco grupos que respaldan a Uribe. El bipartidismo ha muerto. Estas elecciones marcan el inicio de una política basada en coaliciones: una que va del centro a la izquierda y otra que va del centro a la derecha.

La Operación Fénix, genera una crisis diplomática de Colombia con Ecuador y Venezuela, revivida un año más adelante por el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos de 2009. La Operación Fénix, también llamada bombardeo de Angostura es un ataque, en la fecha, de la Fuerza Aérea Colombiana, con la posterior incursión de helicópteros, personal policial y militar, realizado en una zona selvática denominada Angostura en las cercanías de la población Santa Rosa de Yanamaru, en la provincia ecuatoriana de Sucumbíos, causando la muerte de 22 guerrilleros quienes se encontraban en un campamento. El ataque ha producido una crisis diplomática regional por la violación colombiana de la soberanía territorial ecuatoriana y por la presencia ilegal de las FARC en Ecuador, grupo considerado terrorista en Colombia.

Durante la campaña de Juan Manuel Santos para la presidencia de Colombia, este candidato es atacado por los gobiernos de Rafael Correa de Ecuador y Hugo Chávez de Venezuela con insultos, amenazas de guerra e invitaciones a no votar por Santos. Estas declaraciones se han dado después de que Santos dijera que se sentía “orgulloso” de haber ordenado el bombardeo en territorio ecuatoriano como ministro de defensa contra el campamento de las FARC, durante la denominada Operación Fénix.

Juan Manuel Santos gana con claridad la presidencia de Colombia con el 69,06 % de los votos y contra el 27,51 % que obtiene Antanas Mockus, su contrincante. La elección se ha visto empañada en su segunda vuelta por una alta abstención del 58% y los ataques de la guerrilla, que han causado 13 muertos. En Colombia, como en muchos otros países iberoamericanos, la promesa de todos los Presidentes de combatir la pobreza significa perpetuarla porque los afectados sólo reciben dádivas para subsistir y no logran un empleo digno. En el campo social, económico y político hay temas complejos que el nuevo gobernante deberá atender de inmediato, pero Santos disfrutará de un amplio respaldo político que le garantiza aprobar leyes para mejorar el empleo y reactivar la economía, uno de los grandes problemas del país. Así lo confirman las cifras del Departamento Nacional de Estadística, al registrar que hay cinco millones de desocupados, el 12,5% (en este índice no se tiene en cuenta la economía informal, que puede ser superior al 40%). Las desigualdades sociales han sido el caldo de cultivo con el que las FARC -diezmadas pero no derrotadas- han intentado justificar su lucha de más de 40 años. Se posesionaá del cargo el 7 de agosto de 2010.

Se desata una nueva crisis diplomática entre Colombia y Venezuela en julio de 2010, Santos decide no emitir declaraciones al respecto aduciendo que el Presidente Uribe todavía es el presidente en funciones. Santos, que se encuentra de gira por Latinoamérica visitando jefes de estado, también se reune de forma privada con el secretario general de Unasur, Néstor Kirchner y su esposa, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner para tratar la crisis.

El presidente Santos de Colombia y el presidente Chávez de Venezuela se reúnen en Santa Marta para tratar la crisis.

Siguiendo con la política de seguridad democrática de su antecesor, Santos promete desde su discurso de posesión combatir sin tregua a los grupos narcoterroristas. El 12 de agosto de 2010, ocurre un atentado cuya autoría se atribuye las FARC, además este grupo realiza una serie de ataques a miembros de la Policía Nacional como una bienvenida al gobierno Santos.  Este responde a este atentado mediante sendos ataques a campamentos de los guerrilleros, el 19 de septiembre de 2010 y el 23 de septiembre, con la muerte de dos de sus líderes.

La Corte Internacional de Justicia emite un fallo histórico sobre unas diferencias en los límites territoriales con Nicaragua ratificando la soberanía colombiana sobre siete cayos del archipiélago de San Andrés y Providencia.