CARLOS somete a su dominio, en la fecha, la península de Armorica. El carácter rebelde de los pueblos bretones de esta zona les lleva a provocar nuevas incursiones militares en los años 799 y 811.

En su celo por defender la Iglesia, CARLOS llega a impugnar algunas conclusiones del Concilio Ecuménico II de Nicea, que pueden arrojar dudas sobre la personalidad única de Cristo, y esto le vale aumentar el respeto y cariño que pontífices y fieles sienten por el rey de los francos. El concilio es recibido en Occidente con algunas reservas, debido a la mala traducción latina del griego original de las actas del concilio.

Una iglesia mozárabe, en la práctica autocéfala y por añadidura herética, constituye un problema muy serio. FÉLIX, obispo de Urgell, distribuye algunos opúsculos y comentarios adopcionistas por Francia provocando la alarma de los obispos carolingios que acuden al rey con sus protestas. Así, en la fecha, se reúne en Narbona un sínodo destinado a examinar la doctrina expuesta por FÉLIX, quien no parece sea explicitamente condenado pues figura entre los suscriptores de sus actas.

CARLOS, rey de los francos, somete al ducado de Benevento, en el sur de Italia. El duque Aragiso se adelanta a los planes del rey franco y entrega a sus dos hijos como rehenes, al tiempo que jura fidelidad. CARLOS admite las ofertas del duque y tras recibir los juramentos se retira a tierras francas.

En Baviera nos encontramos con un nuevo punto de conflicto debido al duque Tasilón y su alianza con los ávaros. CARLOS no soporta esta desobediencia y se dirige con un fuerte ejército a la región de Baviera. El duque, ante la actitud amenazante del monarca franco, suplica clemencia a CARLOS con lo que se zanja de manera rápida este frente de conflicto. Tasilón es condenado a pena de prisión perpetua en el monasterio de Jumièges debido a sus antecedentes rebeldes -ya se había rebelado antes contra CARLOS en el año 787- por lo que debe jurar fidelidad al rey franco.

CARLOS, rey de los francos, inicia la definitiva guerra contra los ávaros que siguen presionando desesperadamente sobre el resto de los Estados. En este guerra, el rey interviene personalmente en las luchas que tienen lugar en la actual Hungría. Serán su hijo PIPINO y los demás miembros de la nobleza quienes recibirán la confianza del monarca para dirigir la larga contienda

CARLOS, una vez vencidos los ávaros, les obliga a aceptar el catolicismo. (En el próximo siglo el nombre de los ávaros desaparecerá de la historia).

Como FÉLIX, obispo de Urgell, pertenece a la Marca Hispánica, que ya está bajo el dominio de CARLOS desde el 785, es convocado, a un Concilio en Ratisbona en el cual es condenado. FÉLIX abjura del adopcionismo, pero de nuevo en Urgell vuelve a predicarlo.

CARLOS vence definitivamente a los sajones.

CARLOS, rey de los francos, de nuevo viudo en el año 794 contrae matrimonio con la alamana Liutgarda con la que no tendrá hijos. Al fallecer ésta se relaciona con cuatro concubinas: Madelgarda, con quien tuvo a Rotilda; Gersvinda, madre de Adeltrius; Regina que tuvo dos hijos, Drogón y Hugo; y Adelinda con la que tuvo a Teodorico. (CARLOS mantuvo en su vida, diez relaciones conocidas de las que resultaron 18 hijos conocidos)