Utilizando como pretexto la defensa de los católicos indochinos contra la represión de Minh-mang, los franceses tomaron Saigón y sus alrededores en 1859, Camboya en 1863, la Cochinchina en 1867, Annam y Tonkín en 1883 y finalmente Laos, estableciendo uno de los regímenes coloniales más duros de la historia. Cualquier signo de rebelión era salvajemente aplastado. La Indochina Francesa o Unión Indochina, se forma en 1887 con Annam, Tonkín, Cochinchina, y la República Jemer; Laos se agregó en 1893. La federación duró hasta 1954. La capital de Indochina era Hanói. Estaba gobernada por Emperadores, pero el real poder lo tenía Francia.

Al amparo de la bandera tricolor, las gentes en Indochina se entregan a sus quehaceres en la seguridad que les ofrece la paz francesa. Hay, sin duda, dificultades económicas y sociales, amenazas políticas y militares. Pero Francia considera su deber resolverlas: forma parte del Mandato, esa misión civilizadora que dice asumir en Asia como en cualquier lugar y para la que el país galo no ha fijado término. No le faltan a la colonia problemas políticos y -durante estos años- conoce algunos trastornos: los más serios, la rebelión de Yen Bay y las de campesinos comunistas de 1930. Pero son rápidamente sofocadas.

Nguyen Ai Quoc (conocido posteriormente como Ho Chi Minh), funda, en la fecha, el Partido Comunista. Así, tenemos que los dos principales partidos de la oposición en Indochina, son el Partido Nacional Vietnamita (Vietnam Quoc Dan Dang), partido nacionalista, inspirado en modelos chinos y japoneses, y el Partido Comunista, recien fundado. La represión y el modo de enfrentarse a ésta harán del Partido Comunista el amo de la clandestinidad y la fuerza política autóctona más importante. En la seguridad de que jamás abandonarán Indochina, los franceses no fomentan la creación de políticos indígenas llamados a sucederles, sino que se dedican a asustar a la gente con el fantasma del comunismo como única alternativa al dominio colonial. De ahí la fragilidad de este poder, carente de base popular o democrática y a merced de las oscilaciones internacionales.

En la Indochina francesa, el sector reformista que colabora con Francia fracasa en sus esfuerzos para instaurar un régimen democrático y es eclipsado por organizaciones más radicales. La tentativa de monarquía constitucional termina en un fracaso.

Indochina es la parte más rica y hermosa del Imperio colonial francés. Ocupa solamente el 6 por 100 de su superficie global, pero con sus veinticuatro millones de habitantes representa aproximadamente un tercio de la población del Imperio. Los vietnamitas constituyen la mayoría de la población. Inteligentes, laboriosos y tenaces, son también herederos de una larga historia y de una civilización hondamente marcada por la influencia china. Los franceses están orgullosos de cómo han engrandecido y revalorizado el país con bellas ciudades, magníficas obras públicas, con un sistema sanitario y escolar, extendiendo cultivos, desbrozando las selvas y creando plantaciones y minas. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, figura Indochina.entre los primeros exportadores mundiales de arroz con millón y medio de toneladas y caucho con sesenta mil toneladas. Casi la mitad de su comercio exterior se realiza con Francia. Bajo la autoridad de un gobernador general directamente dependiente de París, Indochina se compone de cinco territorios: una colonia, Cochinchina, al sur y cuatro protectorados: Tonkin, Annam, Camboya y Laos, aunque la mayoría de las provincias de Laos están administradas directamente.

En Indochina, Japón mira de romper la unidad opositora buscando el soporte de los nacionalistas. Perseverando, consigue llegar a un entendimiento con el emperador de Annam, Bao Dai (el decimo tercero y último de la dinastía Nguyen). El ataque se produce el 9 de marzo de 1945: en una sola noche, el Ejército nipón se apresura a tomar el poder en Indochina y desarma a las tropas francesas.

París interpreta el hecho de la conquista de la isla de Iwo Jima como el último coletazo previo a la derrota final de los japoneses y confía en recuperar la soberanía de Indochina tras la victoria aliada. Para estimular a la población de la colonia, el Gobierno francés de De Gaulle anuncia, en la fecha, un nuevo estatuto para la Indochina liberada: cada uno de los países de la Federación Indochina será autónomo y Francia ejercerá de árbitro entre ellos. El Alto Comisario galo dirigirá el Gobierno Federal, controlado por una asamblea elegida. Francia conservará la responsabilidad en materia de defensa, relaciones exteriores, economía y acuñación de moneda. Se concederá este estatuto. Una vez restaurada la soberanía gala en Indochina, donde Francia -que ignora o minusvalora los sucesos de la colonia- espera ser recibida como libertadora.