ABDERRAMÁN IV (Séptimo califa de Córdoba) (1018)

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ALI BEN HAMUD, califa de Córdoba, es asesinado en su propia bañera por miembros de su guardia.


ALI BEN HAMUD. VI Califa de Córdoba. Fue quien instauró la dinastía hammudí, tras su llegada al poder en 1016, cuyos orígenes se remontaban hasta Alí, yerno del Profeta. Su llegada al trono cordobés se debió a la ayuda de varios jefes bereberes, árabes y, especialmente, a Jayrán, general de los eslavos. Tras destronar y condenar a muerte a Sulaymán, a quien acusó de asesinar a Hishám II, adoptó el título de al Nasir li din Allah (el defensor de la religión de Alá). Durante su reinado, de apenas dos años, se hizo patente la división del poder de al-Andalus, donde las grandes familias gobernaban sus dominios con gran independencia del gobierno califal y este fue uno de los principales obstáculos. Por su parte, Jayrán, quien le había apoyado en su subida al trono, al ver que Hamud no era fácil de manejar, buscó un descendiente omeya para reemplazarlo (Abderramán al Mutarda, que vivía en Valencia). La aparición en escena de un pretendiente al trono en la figura del omeya ABDERRAMÁN IV, hace que el hasta entonces prudente ALÍ BEN HAMUD busque apoyo entre los bereberes y se aparte tanto de árabes como de eslavos. Ello hace que pierda la aceptación popular de la que ha gozado hasta entonces y sea asesinado el 22 de marzo de 1018, en su propia bañera, por miembros de su guardia.

ABDERRAMÁN IV es proclamado califa de Córdoba.


Al iniciarse las luchas por el poder en tiempos del califa HISHEM II, el futuro ABDERRAMÁN IV se retira de la corte cordobesa. Estando refugiado en Valencia, donde se encontraba al acceder al trono Alí ben Hamud al-Nasir, en 1018, fue convencido por los partidarios de la familia de los omeyas para presentarse como pretendiente legítimo al califato. Al frente de un poderoso ejército, cuando el futuro ABDERRAMÁN IV se disponía a marchar contra Córdoba, tras haber conquistado Jaén (marzo), conoce la noticia de que Alí ben Hamud ha sido asesinado y que sus partidarios habían reclamado al hermano de este, que ejercía de gobernador de Sevilla, para que ocupara ea trono vacante. Los seguidores de los omeyas reaccionaron, proclamando a Abderramán como califa (29 de abril de 1018), que adopta el título de ABDERRAMÁN IV al-Murtada.  Pero nunca llegará a penetrar en Córdoba para hacer valer sus pretensiones, por lo que su califato fue exclusivamente nominal.

ABDERRAMÁN IV, no era el gobernante manejable que sus patrocinadores creían. Es traicionado y asesinado en Guadix.


ABDERRAMÁN IV, no era el gobernante manejable que sus patrocinadores creían. Así, aprovechando el ataque que las tropas omeyas realizaban contra Guadix, es traicionado, y tras ser derrotado en el campo de batalla, asesinado en Guadix en septiembre de 1018.