Es confiada la regencia del trono de Baviera a LEOPOLDO. Tío de LUIS II. Éste es trasladado al castillo de Berg, a orillas del lago Starnberg, no sin arduas gestiones porque los campesinos de Munich amenazan con un levantamiento si se confina a su rey.

Naturalmente a LUIS II le hacen unas suntuosas y reales exequias. Es necesario esforzarse por aplacar la murmuración de un pueblo que llora la muerte de aquel monarca de ensueño, a quien a decir verdad, apenas han entrevisto en veintidós años de reclusión. OTÓN I, su hermano, el nuevo monarca, no puede presidir el entierro: encerrado en Fürstenried, en una habitación acolchada para que no se rompa la cabeza contra las paredes. Sin embargo, los criados que le atienden le llaman “Vuestra Majestad” y responden respetuosamente a sus ladridos. Vivirá así más de treinta años. La regencia es asumida de nuevo por su tío, el anciano príncipe LEOPOLDO, que felizmente gobernará con absoluta cordura.

Fallece el príncipe regente y de hecho rey de Baviera LEOPOLDO de Baviera (1886-1912). LUIS III Rey de Baviera sucede a su padre Leopoldo en la regencia del reino por incapacidad del rey Otón I. LUIS III, pasará a ser rey efectivo en 1913, hasta que en 1918, y como consecuencia de la Guerra Mundial, sera depuesto por haberse declarado la república en Baviera.