ALBERTO I, rey de los belgas (1909-1934). Hereda el trono de su tío Leopoldo II. Hijo de Felipe, conde de Flandes. En 1900 se ha casado con Isabel de Baviera y ha tenido con ella tres hijos. Jefe supremo del ejército belga, tomará el control personalmente de las tropas de su país al estallar la Primera Guerra Mundial y llegará a estar al frente de las operaciones en la batalla del Yser (Bélgica) que tiene lugar entre el 16 y el 31 de octubre de 1914.

En Bélgica, el movimiento flamenco se ha radicalizado. Primero reclama un sistema federal y luego la independencia. Mientras tanto, surge una corriente nacionalista valona en defensa de la lengua francesa y contraria a la unión con Flandes. ¿Está en peligro la unidad del Estado?. En 1912 el político socialista francófono Jules Destrée presenta a ALBERTO I “la horrible verdad” de que reinaba sobre dos pueblos imposibles de fundir bajo el Estado unitario y francófono, por la lengua de su élite, que es Bélgica. Afirma que ya no existen belgas, sólo valones y flamencos.

En política exterior, el gobierno belga pretende asegurar su neutralidad en una Europa dominada por la creciente rivalidad entre Alemania e Inglaterra y Francia. En caso de conflicto, Bélgica quiere garantizar que su territorio no sea atacado. Pero Alemania exige a Bélgica, que se ha declarado neutral en el conflicto que ha estallado en Europa, el libre paso de sus tropas hacia Francia. Como jefe del Ejército, ALBERTO I de Bélgica dirigirá una resistencia mucho más que simbólica y se ganará el sobrenombre de “rey caballero”.

ALBERTO I, rey de Bélgica muere, en la fecha, a consecuencia de las lesiones sufridas en una caída mientras escala una montaña en Marche-les-Dames, las Ardenas, (Bélgica). ALBERTO I, junto a su esposa, Isabel de Baviera, habían enraizado muy profundamente en el afecto de los belgas por su abnegada actitud durante la Primera Guerra Mundial en que su nación, invadida por los alemanes, había sufrido toda suerte de padecimientos.