RÉQUILA (441-448), sucede a su padre Hermerico en el trono de los suevos. Bajo su reinado alcanza el reino suevo su mayor importancia ya que ocupan la Gallaecia, Lusitania y la Bética la que invade en la fecha y a orillas del río Genil vence a Andrevoto dux romanae militiae. Tras esta victoria, es tomada Mérida, capital de la Lusitania. Enseguida se apoderarán de Sevilla.

Muere en Mérida RÉQUILA, rey de los suevos. Su reino, se extiende por toda Hispania, menos la provincia Tarraconense que permanece vinculada al Imperio romano. En los últimos años del reinado de Réquila, se descubren en Astorga ciertas actividades calificadas de “maniqueas”, que revelan un renovado auge del pelagianismo. Idacio de Chaves y el propio obispo de Astorga, Toribio, dan cuenta de estos hechos al metropolitano de Mérida, Antonino. Toribio envía a Roma al diácono Pervinco, para informar al papa León I, quien le responde en un escrito acerca del priscilianismo, llevado por Pervinco.