Pompeyo ataca a Numancia y consigue firmar la paz. Sin embargo el Senado romano se niega a ratificar este tratado por lo que la guerra debe continuar.

Popilio Lenate intenta un nuevo asalto de Numancia, siendo totalmente derrotado. Toma el mando de las operaciones en la meseta el cónsul Mancino, quien de nuevo es derrotado por los numantinos, a los que se rinde proponiendo un nuevo tratado. Sin embargo, el Senado romano se niega de nuevo a ratificarlo.

Entre el 137 y el 135 aC., Roma cambia de estrategia y, en vez de atacar directamente la ciudad de Numancia, sus generales E. Lépido, F.Filón y C. Pisón intentan controlar el territorio y, fundamentalmente, sus recursos agrícolas, pese a lo cual soportarán algunas derrotas significativas, como la sufrida por Lépido, ante la ciudad vaccea de Pallantia, en el año 136 aC.

En la comarca del alto Duero, la ciudad de Numancia, capital de los arévacos, lleva varias décadas rechazando las expediciones romanas. Los arévacos cuentan además con el apoyo de los vacceos. El Senado romano encarga al pretor de la Citerior, PUBLIO CORNELIO EMILIANO ESCIPIÓN -«Africano el Menor»-, la conquista de la ciudad. Éste parte de Tarraco en 134 aC acompañado de los generales Cayo Mario, Yugurta y Cayo Graco así como por el historiador Polibio y sitia Numancia tras dar un rodeo por la Meseta Norte. Al mismo tiempo, inicia una serie de campañas contra las ciudades de la meseta que pueden socorrer a Numancia, quemando las cosechas y destruyendo todo a su paso. Numancia resistirá un cerco de diez meses.

Los numantinos, en 133 aC, privados de alimentos y presa de epidemias, optan por la entrega, los unos, o por el suicidio, los otros. La ciudad será destruida totalmente por los romanos así como otras poblaciones rebeldes. Las guerras celtibéricas se dan por concluidas y la Meseta es asimilada a las provincias romanas: el oriente a la Citerior y el occidente a la Ulterior. (Numancia volverá a repoblarse y a ser destruida en un par de ocasiones más, por los romanos y por los franco-alamanes. En sus ruinas, que se encuentran situadas a unos 7 km de la actual Soria, en la confluencia de los ríos Duero y Merdancho, sobre un promontorio -la Muela de Garray-, es difícil aclarar las que corresponden a la Numancia de la heroica gesta del 133 aC.)