MOTÍN DE ESQUILACHE (1766)

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Restablecer el orden público es absolutamente prioritario. Se responsabiliza del motín a la «baja plebe».


La reacción de las autoridades locales es inmediata. Restablecer el orden público es absolutamente prioritario. Se responsabiliza del motín a la «baja plebe» y se castiga con dureza a los protagonistas más significados. En Zaragoza se producen once ajusticiados, acusados de ser cabezas del motín, fijadores de pasquines, incendiarios de casas, saqueadores y ladrones; otros son azotados por las calles como escarmiento; algunos serán enviados a presidio y a destierro; y muchos más serán encarcelados. Pero no parece fácil contener del todo el movimiento. Acaba un motín y estallan otros. Mientras algunos son típicamente urbanos, como el de la capital aragonesa, otros tienen mayor alcance, extendiéndose al mundo rural, como sucede en las provincias vascas.

Muere en Aranjuez, según muchos a causa del disgusto, la reina madre Isabel de Farnesio.


La crisis originada por el caso de Esquilache, deja graves secuelas, en primer lugar en la propia familia real. Es fatal para la reina madre, ya anciana, que cae enferma y muere en Aranjuez, según muchos a causa del disgusto. Y CARLOS III ya no volverá a ser el mismo. Pierde la confianza que tenía en su pueblo y, aunque es un hombre valiente, como ha demostrado en el campo de batalla, a partir del motín el temor a otros alzamientos similares no le abandonará nunca.

Como gran responsable de lo sucedido el gobierno señala a la Compañía de Jesús.


Otra dirección de las investigaciones en el caso del Motín de Esquilache, secundaria pero más amenazadora y oculta, apunta hacia los grupos oscuros «de más elevada esfera», que podían haber manejado los hilos de la conspiración. Como gran responsable de lo sucedido el gobierno señala a la Compañía de Jesús. La animadversión contra los jesuitas viene ya de lejos y no se refiere sólo a España. Ya han sido expulsados de Portugal y Francia. El problema tiene muchas causas. El voto jesuita de obediencia a la Santa Sede enfrenta a la Compañía con el «regalismo», la doctrina que defiende los derechos del rey frente a los derechos del papa. La doctrina populista, que legitima en algunas condiciones teóricas el derecho de los súbditos a la rebelión, mantenida por destacados jesuitas, indispone a la Compañía con el absolutismo. Existe un gran conflicto entre órdenes religiosas, por motivos doctrinales, morales y económicos y entre el clero de estas órdenes, o clero regular, y el clero secular o diocesano. No eran buenas tampoco sus relaciones con la mayoría de los obispos españoles.

El motín de Esquilache es una oportunidad para lanzar contra la Compañía de Jesús los odios acumulados.


El motín de Esquilache es una oportunidad para lanzar contra la Compañía de Jesús los odios acumulados. Es posible que algunos jesuitas estén más o menos implicados en los sucesos, pero lo que hace el gobierno no es una investigación para intentar aclarar lo sucedido y depurar responsabilidades individuales. El propósito es establecer una acusación contra la orden en su conjunto, presentándola no sólo como culpable de unos hechos concretos, sino como un peligro global y absoluto para la monarquía española. Campomanes, como fiscal del Consejo de Castilla, es uno de los principales instigadores y ejecutores del proceso.

Esta pieza también aparece en ... ORDEN DE LOS JESUITAS / IGNACIO DE LOYOLA

El motín de Esquilache es una oportunidad para lanzar contra la Compañía de Jesús los odios acumulados.


El motín de Esquilache es una oportunidad para lanzar contra la Compañía de Jesús los odios acumulados. Es posible que algunos jesuitas esten más o menos implicados en los sucesos, pero lo que hace el gobierno no es una investigación para intentar aclarar lo sucedido y depurar responsabilidades individuales. El propósito es establecer una acusación contra la orden en su conjunto, presentándola no sólo como culpable de unos hechos concretos, sino como un peligro global y absoluto para la monarquía española. Campomanes, como fiscal del Consejo de Castilla, es uno de los principales instigadores y ejecutores del proceso.

Como gran responsable de lo sucedido el gobierno señala a la Compañía de Jesús.


Otra dirección de las investigaciones en el caso del Motín de Esquilache, secundaria pero más amenazadora y oculta, apunta hacia los grupos oscuros «de más elevada esfera», que podían haber manejado los hilos de la conspiración. Como gran responsable de lo sucedido el gobierno señala a la Compañía de Jesús. La animadversión contra los jesuitas viene ya de lejos y no se refiere sólo a España. Ya han sido expulsados de Portugal y Francia. El problema tiene muchas causas. El voto jesuita de obediencia a la Santa Sede enfrenta a la Compañía con el regalismo, la doctrina que defiende los derechos del rey frente a los derechos del papa. La doctrina populista, que legitima en algunas condiciones teóricas el derecho de los súbditos a la rebelión, mantenida por destacados jesuitas, indispone a la Compañía con el absolutismo. Existe un gran conflicto entre órdenes religiosas, por motivos doctrinales, morales y económicos y entre el clero de estas órdenes, o clero regular, y el clero secular o diocesano. No eran buenas tampoco sus relaciones con la mayoría de los obispos españoles.

Tras varios meses al borde de la revolución, las autoridades recuperan el control, recurriendo a la represión.


Tras varios meses al borde de la revolución, las autoridades recuperan el control, recurriendo a la represión y al castigo, pero también a la comprensión, haciendo algunas concesiones políticas a las reclamaciones populares. La energía del conde de Aranda es decisiva para solucionar el problema.

El programa de reformas en España no se detiene, sino todo lo contrario. Experimenta un sustancial avance.


El programa de reformas en España no se detiene, sino todo lo contrario. Experimenta, bajo la dirección del conde de Aranda y con el constante impulso de Campomanes, un sustancial avance, aunque utilizando métodos más cautos. Pero la falta de medios hará imposible el éxito de muchos de los cambios, como sucede con la reforma universitaria o con la agraria. El motín contra Esquilache constituye una severa advertencia a la política reformista. Pero CARLOS III, aunque con limitaciones, continúa aplicando su política de modernización de la monarquía española. Sigue hasta el final en su empeño de conseguir el difícil, acaso imposible, equilibrio entre absolutismo e ilustración.