Fernando II es sucedido por su hijo FERNANDO III, rey de Hungría (1625), rey de Bohemia y de los Romanos (1636), que es coronado, en la fecha, nuevo emperador de Alemania (1637-1657). FERNANDO III, que ha contribuido a impulsar el asesinato de Wallenstein, empieza a pensar en la paz. Está claro que la crueldad de la Guerra de los Treinta Años, en la que cada bando piensa que su contrario tiene pacto con el demonio, está destruyendo Alemania sin beneficiar a nadie más que a Francia.
