FERNANDO II, es enterrado en la catedral de Santiago por orden de su hijo Alfonso.


Habiendo fallecido el rey de León, FERNANDO II, su primogénito ALFONSO regresa a León y ordena que su padre sea enterrado en la catedral de Santiago. Alfonso, como ALFONSO IX (1188-1230), sube al trono. La competencia con Castilla por la hegemonía peninsular será una constante durante su mandato, lo que provocará descuidar en algunos momentos la lucha contra los musulmanes. Su primera empresa consiste en afirmar su autoridad frente a las acciones perturbadoras de Urraca López de Haro, tercera esposa de su padre Fernando II, que pretende el trono para su hijo SANCHO. Para solucionar precisamente este problema convoca de inmediato una curia regia.