San Jordi es canonizado por el papa GELASIO I.


El texto más antiguo preservado sobre la vida de Sant Jordi se encuentra en el Acta Sanctórum, identificado por estudiosos como un palimpsesto del siglo V, «lleno de extravagancias y maravillas más allá de cualquier credibilidad». En efecto, en el 494 san JORDI es canonizado por el papa GELASIO I, que lo incluye junto con «… aquellos cuyos nombres son justamente reverenciados, pero cuyos actos sólo son conocidos por Dios». Esta afirmación no evitará la creación de diversas historias apócrifas sobre su vida, varias de ellas llenas de milagros. De hecho la incertidumbre del origen de S. Jordi es un estímulo más para la imaginación popular y son muchos los países que se sienten fascinados por la leyenda de un santo al que no sólo se le atribuyen en vida las virtudes más apreciadas de la época, sino que en lugar de limitarse, como en la mayoría de los santos, a hacer supuestos milagros en sus iglesias, sale a los campos de batalla y con su caballo blanco, su refulgente espada su escudo con la roja cruz se coloca al frente de unos ejércitos que ha de conducir invariablemente a la victoria.