Al fallecer Enrique III, su hijo ENRIQUE IV se convierte en rey de Alemania bajo la regencia de su madre.


En el año 1056, al fallecer Enrique III, su hijo ENRIQUE IV se convierte en rey de Alemania (1056-1105) bajo la regencia de su madre y posteriormente de los obispos Anón de Colonia y Adalberto de Bremen. Sólo cuenta seis años de edad, y habrán de transcurrir otros diez antes de que pueda acceder al poder regio. Durante la regencia de su madre, INÉS de Poitiers, la princesa se verá obligada a ceder la mayor parte del territorio real; Italia será un continuo conflicto entre diversas ciudades independientes, papas y normandos. En este lapso, la gran nobleza secular y clerical controlará el país, y el Imperio nunca volverá a ser lo que ha sido bajo Enrique III. Durante su reinado (alcanzará la mayoría de edad en 1065) procurará consolidar su poder apoyando el poder de las ciudades y combatiendo a los sajones.