Se firma una serie de tratados suscritos por varias potencias europeas, incluida Alemania, en Locarno (Suiza).


En octubre de 1925 se firma una serie de tratados suscritos por varias potencias europeas, incluida Alemania, en Locarno, Suiza meridional. En virtud de los tratados de Locarno, Alemania acepta sus nuevas fronteras occidentales con Francia y Bélgica. En cambio, no acepta del todo las fijadas con Checoslovaquia y Polonia, si bien se compromete a no efectuar cambios sin previo arbitraje. Muchos europeos creen que los tratados de Locarno han cicatrizado por fin las heridas de la primera guerra mundial, y se habla mucho del «espíritu de Locarno». Stresemann y Briand, -ministros de asuntos exteriores alemán y francés- que intervinieron en la preparación de estos tratados compartieron el premio Nobel de la paz en 1926.