Luis XIII de Francia confirma en su puesto al cardenal Richelieu, en contra de María de Médicis.


Por un momento, parece que los nobles han convencido a LUIS XIII (quien por su parte sufre una crisis de conciencia por apoyar a Gustavo II Adolfo de Suecia) para que relevara a RICHELIEU de su cargo. Los conspiradores, con MARÍA de Médicis a la cabeza, están plenamente convencidos de la caída de RICHELIEU, y ya cantan victoria muy alegres, cuando LUIS XIII se percata, a pesar suyo, de que RICHELIEU lo está fortaleciendo, en tanto que la nobleza lo debilitaría. El 11 de noviembre de 1630 decide apoyar a su ministro, y los conspiradores comprenden de inmediato e inesperadamente que han perdido. Este incidente se conocerá como «el día de los inocentes».