LUIS XIII es un individuo débil y depresivo, de pertinaz mala salud, y probablemente homosexual. Aun así es capaz de encabezar un ejército cuando debe hacerlo, y muestra bastante talento como para escapar al control de su madre y escoger a un hombre brillante para hacer de él su principal consejero y apoyarse en él. El consejero, que al principio ha sido un protegido de MARÍA de Médicis, es Armand-Jean du Plessis, duque de RICHELIEU, que será nombrado cardenal en 1622.

RICHELIEU es nombrado cardenal, tras la propuesta del rey LUIS XIII al papa GREGORIO XV, quien accede el 19 de abril de 1622.

El cardenal RICHELIEU es nombrado primer ministro de Francia, cargo que ejerce bajo los reinados de LUIS XIII y LUIS XIV. En estos momentos, la guerra de los Treinta Años, conflicto civil y religioso surgido en los estados alemanes y que llega a ser una guerra europea general, se encuentra en su primera década. En general, el designio de RICHELIEU consiste en destruir las fuerzas internas de Francia que le disputan el poder al rey: por un lado la gran nobleza, y por otro las ciudades hugonotas armadas, que subsisten desde las guerras de religión. Fuera de Francia, su propósito es debilitar a los Habsburgo situados en las fronteras opuestas de Francia: en Austria y en España. Para lograrlo, aun siendo católico y cardenal, está más que dispuesto a establecer alianzas con las potencias protestantes que luchen contra los Habsburgo, prestándoles además ayuda financiera. Bajo su dirección, Francia alentará la efervescencia de la guerra de los treinta años, y actuará con tanto éxito que la causa de los Habsburgo quedará arruinada, y Francia emergerá como la primera potencia de Europa, si bien con un coste terrible para el pueblo alemán.

RICHELIEU lanza a sus tropas contra La Rochelle (La Rochela), una ciudad de la costa occidental de Francia, hugonota y casi independiente. La intención de RICHELIEU no es destruir a los hugonotes, sino tan sólo privarlos de capacidad bélica. Pese a la ayuda inglesa y a una resistencia encarnizada por parte de los hugonotes, La Rochelle es tomada por los franceses en 1628, y sus habitantes se ven reducidos a formar parte de una secta tolerada, en lugar de constituir un estado dentro del Estado. A pesar de que RICHELIEU combate con éxito a los hugonotes, la nobleza es capaz de hacer valer la influencia de la Iglesia en contra del cardenal, porque éste lucha contra la católica España aún con más fervor que contra La Rochelle protestante, y porque se dedica a prestar ayuda financiera a Gustavo Adolfo contra la también católica Austria.

Francia todavía no ha tomado parte en la Guerra de los Treinta Años, nada más que colateralmente, como incitando al rey danés y a los príncipes de la Unión a que intervengan, sembrando la discordia entre el emperador y la Liga o provocando la insurrección de territorios dependientes de los Habsburgo, dada su enemistad con ellos. Así, RICHELIEU, a su llegada al poder, continúa una política intervencionista y anti-Habsburgo. Francia, pues, decide no intervenir todavía directamente en la contienda, sino que prefiere apoyar a un nuevo participante que haga frente a los Habsburgo. Este será Suecia.

El emperador del SIRG, FERNANDO II, convoca en 1630 una asamblea de electores sólo católicos en Ratisbona para que se nombre Rey de Romanos (o sea, sucesor en el trono del emperador) a su hijo mayor FERNANDO. Los enviados de RICHELIEU a la dieta, explotan hábilmente el descontento de los electores católicos, especialmente de MAXIMILIANO de Baviera, hacia el emperador. Éstos exigen la destitución de WALLENSTEIN -caudillo mercenario al servicio del emperador FERNANDO II contra los rebeldes protestantes y la intervención de sus aliados suecos y daneses- y la disolución de su ejército. Pero, después que el emperador da su conformidad, se niegan a elegir a su hijo como Rey de Romanos.

Por un momento, parece que los nobles han convencido a LUIS XIII (quien por su parte sufre una crisis de conciencia por apoyar a Gustavo II Adolfo de Suecia) para que relevara a RICHELIEU de su cargo. Los conspiradores, con MARÍA de Médicis a la cabeza, están plenamente convencidos de la caída de RICHELIEU, y ya cantan victoria muy alegres, cuando LUIS XIII se percata, a pesar suyo, de que RICHELIEU lo está fortaleciendo, en tanto que la nobleza lo debilitaría. El 11 de noviembre de 1630 decide apoyar a su ministro, y los conspiradores comprenden de inmediato e inesperadamente que han perdido. Este incidente se conocerá como «el día de los inocentes».

Francia ocupa nuevas posisicones estratégicas en la Lorena. Esta nueva amenaza contra el “camino español” y los éxitos suecos en el norte de Alemania estimulan la firma de un tratado de ayuda mutua entre las dos ramas de los Habsburgo: la austríaca y la hispánica. En este nuevo contexto, Francia intenta mantenerse fuera de un conflicto frontal con los Habsburgo, aunque continúa dando soporte a todos sus enemigos. RICHELIEU quiere ahorrar tantos recursos como sea posible para cuando sea imprescindible su intervención directa.

El Cardenal RICHELIEU, protege la literatura y él mismo aspira a convertirse en una figura literaria. Funda la Academia francesa en 1634, la cual ha gobernado la lengua y la literatura del país desde entonces.

Acuerdo entre la Francia de RICHELIEU y las Provincias Unidas que sentencia la lucha hispano-holandesa.