El Cisma de Occidente, tiene terribles consecuencias para la Iglesia y para toda la cristiandad, que se dividirá en dos bandos: Francia, Escocia, Castilla, Aragón y el reino de Nápoles reconocerán a CLEMENTE VII, mientras que Inglaterra y los demás países se pronunciarán por URBANO VI. Así, pues, los monarcas de Europa se alinean junto al que les resulta políticamente más ventajoso, de modo que la Santa Sede se convierte en un instrumento del que todos se sirven y al que nadie respeta.La obstinación de los pontífices hará que durante mucho tiempo fracase cualquier tentativa de acercamiento. Esta división entre las sedes abre el período conocido como el «Gran Cisma de Occidente», en el que se sucederán los nombramientos de antipapas.
