Washington preside la Convención Constitucional norteamericana reunida en Filadelfia en 1787.


El prestigio acumulado por WASHINGTON hace que le reclamen para continuar en la vida política, actuando como árbitro entre las dos corrientes que debaten el futuro del país: los federalistas de Hamilton y los republicanos de Jefferson (aunque se inclina más bien por los primeros). Washington preside la Convención Constitucional reunida en Filadelfia en 1787, con la intención de sustituir los ineficientes Artículos de la Confederación por una verdadera Constitución republicana, federal y presidencialista, que fortalezca el poder central y la cohesión entre los trece Estados.