NAPOLEÓN Bonaparte, aprovechando el prestigio que le ha conferido su expedición a Egipto, realiza un golpe de Estado (Revolución de Brumario) -en la fecha- y establece una dictadura militar tras derribar el Directorio. En efecto, NAPOLEÓN, recién llegado de Egipto burlando el bloqueo mediterráneo de Nelson, se apodera del gobierno de Francia, y da paso al Consulado, que establece en las Tulleries, afianzando su poder político.

Cuando en la fecha se efectúa la primera reunión de los tres cónsules en Luxemburgo, NAPOLEÓN ocupa la presidencia de un modo tan natural que los colegas nada se atreven a decir. Presencian tranquilamente su actitud, como presencian un panorama de los Alpes. NAPOLEÓN, en efecto, es nombrado primer cónsul. Bonaparte mantiene un control absoluto, tanto del poder ejecutivo, como del legislativo, y todos los que tienen algún cargo en el gobierno, deben de rendir cuentas de su actuación a NAPOLEÓN. De hecho NAPOLEÓN gobierna como un verdadero dictador. Los otros dos cónsules están dominados por él y no cuentan.

Se aprueba, en la fecha, una nueva Constitución, y NAPOLEÓN dirige una carta a todos los soberanos europeos, formulando deseos de paz. A medida que Francia se va rehaciendo y ensanchando su influencia, las grandes potencias europeas desencadenan contra ella una serie de ofensivas que NAPOLEÓN de momento supera victoriosamente.

NAPOLEÓN Bonaparte se proclama, en la fecha, cónsul vitalicio del Consulado, con derecho a elegir sucesor. Esto significa que es un rey aunque no lleve este título.

BONAPARTE decide que no se pondrá fin a las conspiraciones contra su régimen y su persona, hasta que quede claro que si a él lo matan, algún miembro de su familia le sucederá automáticamente. Así, pues, para dar continuidad a su obra, NAPOLEÓN consigue, en la fecha, que el Senado apruebe una propuesta de que “el Primer Cónsul sea declarado Emperador de los franceses y que la dignidad imperial sea declarada hereditaria para toda la familia”. No podemos olvidar la gran influencia que ha tenido la historia de Roma, que ha sido mitificada, sobre la Revolución Francesa. Ello explica el nombramiento de NAPOLEÓN como emperador, culminación de su brillante carrera política y militar. Este hecho, provocará la ira de los republicanos. La ambición de NAPOLEÓN Bonaparte aún desea más. Y fija una fecha precisa para la solemne ceremonia de su coronación: el día 2 de diciembre de 1804, en la catedral de Nuestra señora en París. Y recordando la figura de Carlomagno, decide que sea el propio pontífice, PÍO VII, quien le consagre.

El pueblo francés refrenda el decreto del Senado en relación al nombramiento de Emperador del Primer Cónsul, con un plebiscito abrumador: tres millones y medio de votos a favor, frente a dos mil quinientos en contra.