El origen del mitraísmo se encuentra en el antiguo Irán. De hecho, Mitra es una divinidad indoiranía cuyo origen puede remontarse hasta el II milenio aC. Su nombre es mencionado por primera vez en un tratado entre los hititas y los mitani, escrito hacia el 1400 aC. En la India, figura en los himnos védicos como dios de la luz, asociado a Váruna. En los Avesta iranios es un dios benéfico, colaborador de Ahura Mazda, y recibe el sobrenombre de «juez de las almas». Es posible que su culto llegase a Occidente desde Irán gracias a la difusión del zoroastrismo, del que sería una especie de herejía. Sin embargo, los estudios actuales del mitraísmo tienden a considerar que no puede admitirse una filiación directa entre el Mitra indoiranio y el del mitraísmo, al que a veces denominan Mitras o Mithras, usando la forma griega de su nombre para diferenciarle del primero.

El movimiento espiritual jainista da sus primeras en el crisol del suelo Indio sobre el año 500 aC., cuando Mahavira, el 24º profeta, le da una entidad definitiva. Mahavira (El Gran Héroe) se llama Vardhamana, contemporáneo de Buda, con una historia muy similar a la suya, pues a los 30 años renuncia a la vida principesca y se somete a un severo ascetismo durante doce años. Iluminado, cambia el nombre por el de “JINA” que significa “el victorioso”. Propagará su enseñanza durante más de 40 años y su doctrina se extenderá por todo el nordeste de la India. Esta doctrina no es nueva, sino que recoge y sintetiza un sistema de creencias más antiguas; de hecho es considerado un “Tirthankara”, (El que encuentra el sendero). Pronunciará su último sermón en Patna y morirá unos años antes de Buda. Los maestros iluminados de la doctrina jainista son los Tirthankaras, los santos perfectos, los “elaboradores del camino”, liberados del tiempo y del espacio con su karma extinto y los conquistadores de la máxima pureza. El Jainismo considera que han sido 24, pero solamente dos de ellos pueden considerarse no mitológicos, Parsva y Mahavira, el último de la serie de los profetas.

En la Persia aqueménida la religión oficial es el zoroastrismo, que postula la existencia de un único dios, Ahura Mazda. Esta divinidad es la única mencionada en las inscripciones que se conservan de la época de Darío el Grande (521-485 aC.). Sin embargo, se conserva una inscripción, hallada en Susa, de la época de Artajerjes II (404-358 aC.), en la que se menciona a Mitra junto a Ahura Mazda y a otra deidad llamada Anahita. ¿Existe vinculación entre este Mitra persa, y sus antecesores indoiranios, y el de la religión mistérica del Imperio Romano? Un posible indicio de la vinculación entre el Mitra persa y el romano puede encontrarse en los reinos de Partia y el Reino del Ponto, muchos de cuyos reyes llevaron el nombre de Mitrídates, quizá relacionado etimológicamente con Mitra. Por otro lado, en Pérgamo, en Asia Menor, escultores griegos produjeron los primeros bajorrelieves con la imagen de Mitra Tauróctonos. Aunque el culto de Mitra no tuvo apenas difusión en la Hélade, estas imágenes marcan tal vez el camino de Mitra hacia Roma. La primera referencia en la historiografía grecorromana al culto de Mitra se encuentra en la obra del historiador Plutarco, quien menciona que los piratas de Cilicia celebraban ritos secretos relacionados con Mitra en el año 67 a. C.

Aparece en la India el primer tratado de lógica brahmánica conocido.

Concilio de Pataliputra que fija en lengua prakrita el canon de la doctrina jainista hasta entonces oral.

En la fecha, un joven adolescente de catorce años llamado José Smith asegura haber recibido revelación directamente de Jesucristo y de Dios el Padre, posterior a esto, según las propias palabras del joven, recibe varias visitas de un ángel llamado Moroni.

En EEUU., Joseph Smith manifiesta haber tenido visiones, y asegura que el 22 de septiembre de 1827, cerca de Palmyra, Nueva York, ha encontrado unas tablas de oro escritas en caracteres «egipcios». Traducidas por medios místicos, se convierten en el Libro de Mormón, publicado en 1830. Pretende ser una historia de los judíos llegados a América después de huir de la conquista babilónica veinticuatro siglos antes.

En 1830, a la edad de 25 años, José Smith publica el Libro de Mormón y funda la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, siendo un hombre de pocos estudios. El Mormonismo enseña que poco tiempo después la vida de Jesucristo, las rebeliones internas dentro de la comunidad cristiana causaron que la Iglesia primitiva, dirigido por los Doce Apóstoles desapareciera y fuera reemplazado por muchas diferentes religiones, cada uno tenia pedazos de la verdad, pero no la plenitud. Lo que es más importante, esta apostasía (Vea 2 Tes. 2:3) tuvo como resultado una pérdida de la autoridad, que los Mormones llaman Sacerdocio. Sin la autoridad apropiada de Dios, el hombre no puede realizar las ordenanzas de la Iglesia.

Joseph Smith funda en Fayette (Nueva York, EEUU.) la Iglesia de Jesucristo de los Santos del Ultimo Día, más conocida como Movimiento Mormón. Es el primer movimiento religioso importante de origen enteramente americano.

Un dirigente religioso, William Miller, logra convencerse a sí mismo y a otros de que una lectura atenta de la Biblia indica que el día del Juicio final se producirá en 1843. Muchos venden sus propiedades y aguardan el glorioso momento de la Segunda Venida, sólo para verse decepcionados, claro está. A partir de estas concepciones, se desarrollarán las confesiones conocidas como «adventistas del séptimo día» y «testigos de Jehová».